Esforzaos y cobrad ánimo

cobra animo

Hay un tema que ronda a la iglesia de Cristo en la actualidad y del que poco se ha hablado, el desánimo. Y resulta que es la causa principal por la que muchos han dejado de orar, de congregarse, de hacer la obra, de evangelizar, de predicar… Pero ¿qué es el desánimo?. Según el diccionario de la Real Academia de la lengua, se define como la falta de ánimo. ¿Sabes algo? El desánimo es el arma más poderosa que tiene el enemigo contra el creyente. Cuando el cristiano se desanima su fe merma y, por consiguiente, deja de creerle a Dios porque una persona que no tiene fe, ni esperanza no puede creer en las promesas que Dios le ha hecho en su vida. En Deuteronomio cuando Moisés está a punto de morir, Dios escoge a Josué para guiar al pueblo de Israel y llevarlos a conquistar la tierra prometida. El Señor le habla a Josué y le dice más de tres veces lo mismo: esfuérzate y sé valiente. Hoy Dios quiere decirte lo mismo: esforzaos y cobrad ánimo, aún queda mucho camino por recorrer, muchas batallas por librar y muchos enemigos qué derribar.

La Palabra de hoy está en:
Deuteronomio 31:6 – RVR1960
“Esforzaos y cobrad ánimo, no temas, ni tengas miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo, no te dejará, ni te desamparará”.

Hay varias clases de desánimo por las que pasa el cristiano, entre ellas tenemos: espiritual, familiar, laboral, personal, etc. Pero el desánimo del que deseo hablarte en este día, en especial, es el que proviene de los ataques de tu enemigos; por eso en la cita el Señor nos dice ni tengas miedo de ellos y “ellos” se refiere a todos tus enemigos. Así también Jehová Dios le dijo a Josué cuando iba a entrar a Canaán para tomar posesión de esa tierra y con respecto a los reyes que tenía que derrotar, los cuales son tipología de tus enemigos. Sé que enemigos se han levantado en tu contra, y todo esto son pruebas que el mismo Dios permite, porque Él desea hacer cosas nuevas en ti y al permitir estos ataques, Él también te dice, tranquilo hijo mío, no te dejaré ni te desampararé. Y todos aquellos que te han calumniado tendrán que ver la gloria postrera de tu casa y los sitios en donde Jehová tu Dios te pondrá, solo esfuérzate y cobra ánimo.

Debes esforzarte y esto no solamente implica llegar al límite de todas tus fuerzas, sino también que debes sacar aún lo último de tus energías, las cuales te permitirán llegar aún más lejos, derrotar a todos los gigantes que quieran levantarse en tu contra. Esforzarse también es sinónimo de sacrificio y a Jehová Dios le agrada que vayamos la milla extra en nuestro andar para alcanzar la meta. ¿Sabes algo? Cuando te esfuerzas, cobras ánimo, es como tener nuevas energías y es cuando encuentras nuevas formas de vencer obstáculos, enemigos, la adversidad. Hoy tu Padre celestial desea que te esfuerces y que cobres ánimo para seguir corriendo la carrera y avanzar, pues el objetivo es salir victorioso porque en Cristo somos más que vencedores (Romanos 8: 37 – RVR1960). No te vuelvas presa del desánimo ni le des cabida al enemigo para que te haga pensar que Dios no puede hacer eso que tanto le has pedido en intimidad. El enemigo quiere robarte la bendición, él quiere que te desanimes, pero la orden del Padre Celestial en este día es diferente: esforzaos y cobrad ánimo.

No sé por cuál circunstancia estés pasando, pero sí sé que este mensaje tiene un propósito tremendo para ti, pues así dice Jehová tu Dios “así será Mi Palabra que sale de Mi boca; no volverá a Mí vacía, sino que hará lo que Yo quiero, y será prosperada en aquello para lo que la envié” (Isaías 55:11 – RVR1960). Hoy ha salido una Palabra con un objetivo bien claro: ayudarte a levantarte, Dios no desea verte en esa condición, porque fijó Sus ojos en ti vio a un vencedor, a un ganador, no a un vencido. Si estás atravesando por una tormenta muy fuerte y tu nivel de ánimo se está agotando, esta es la oportunidad que necesitas para recargar las baterías con mucho ánimo y proseguir hacia la meta creyéndole al Señor, solo esfuérzate, anímate y sé valiente, muy valiente.

Bajo la guía del Espíritu Santo,

Sergio Meza Padilla, M.Ed.

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