Jesús sentado a la diestra del Padre

El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. Hebreos 1:3.
El cielo se viste de gala. Millones y millones de seres angelicales se preparan para dar la bienvenida al Héroe, que vuelve de la guerra después de haber vencido al maligno y rescatado al ser humano. Jesús aparece glorioso, con su cuerpo resucitado. Ha vencido a la muerte y al pecado. Se sienta, ahora, al lado del Padre.
La escena que acabo de describir no es imaginaria; la Biblia lo afirma. El texto de hoy lo expresa de manera explícita. Muestra que existe relación entre la muerte expiatoria de Jesús en la cruz y su obra mediadora en el cielo, al lado del Padre. El autor de la Epístola a los Hebreos indica que, después de haber efectuado la purificación de nuestros pecados en la cruz, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Jesús ya murió; subió a los cielos; está a la diestra del padre. Y, desde ahí, añade Hebreos 7:25, “puede salvar a los que por él se allegan a Dios”. ¿Por qué crees que el verbo “salvar” está en modo infinitivo? Si solo bastase su muerte, el verbo estaría en tiempo pasado; diría “salvó”, y no “puede salvar”. Lo que Pablo quiere significar es que, a pesar de que la muerte de Jesús en la cruz fue completa en lo que se refiere al sacrificio, esa muerte no le sirve al ser humano, a menos que vaya a Jesús con fe, y reconociendo que pecó y que necesita de salvación. Entonces Jesús, quien en la cruz constituyó el sacrificio, se transforma ahora en el Mediador, para interceder delante del Padre en favor del pecador arrepentido.
Solo entonces lo que Jesús obró en la cruz del Calvario tiene valor para el ser humano: está salvo, porque creyó en la muerte de Cristo y aceptó su mediación delante del Padre.
Hoy es un día para aceptar ese sacrificio en tu favor. Dios no fuerza la voluntad humana; nadie será salvo solo porque Jesús murió. La salvación solo tiene valor, para ti, si la aceptas.
No te olvides: “El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”.

El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. Hebreos 1:3.

El cielo se viste de gala. Millones y millones de seres angelicales se preparan para dar la bienvenida al Héroe, que vuelve de la guerra después de haber vencido al maligno y rescatado al ser humano. Jesús aparece glorioso, con su cuerpo resucitado. Ha vencido a la muerte y al pecado. Se sienta, ahora, al lado del Padre.

La escena que acabo de describir no es imaginaria; la Biblia lo afirma. El texto de hoy lo expresa de manera explícita. Muestra que existe relación entre la muerte expiatoria de Jesús en la cruz y su obra mediadora en el cielo, al lado del Padre. El autor de la Epístola a los Hebreos indica que, después de haber efectuado la purificación de nuestros pecados en la cruz, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.

Jesús ya murió; subió a los cielos; está a la diestra del padre. Y, desde ahí, añade Hebreos 7:25, “puede salvar a los que por él se allegan a Dios”. ¿Por qué crees que el verbo “salvar” está en modo infinitivo? Si solo bastase su muerte, el verbo estaría en tiempo pasado; diría “salvó”, y no “puede salvar”. Lo que Pablo quiere significar es que, a pesar de que la muerte de Jesús en la cruz fue completa en lo que se refiere al sacrificio, esa muerte no le sirve al ser humano, a menos que vaya a Jesús con fe, y reconociendo que pecó y que necesita de salvación. Entonces Jesús, quien en la cruz constituyó el sacrificio, se transforma ahora en el Mediador, para interceder delante del Padre en favor del pecador arrepentido.

Solo entonces lo que Jesús obró en la cruz del Calvario tiene valor para el ser humano: está salvo, porque creyó en la muerte de Cristo y aceptó su mediación delante del Padre.

Hoy es un día para aceptar ese sacrificio en tu favor. Dios no fuerza la voluntad humana; nadie será salvo solo porque Jesús murió. La salvación solo tiene valor, para ti, si la aceptas.

No te olvides: “El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”.

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