El pedecimiento

No sé si ya hayas aprendido que, con cada aflicción que te enfrentes viene una lección. Y cada lección te llevará a una promoción de parte de Dios y ¿sabes por qué? Porque la aflicción tiene dos objetivos específicos en la vida de un creyente: uno, hacernos crecer y, dos, prepararnos para lo que Dios desea de nosotros. Como resultado, la aflicción no debe ser vista como un enemigo del creyente, sino más bien, como un aliado en tiempos de crisis, porque cuando esta se presente a tu vida es porque Dios va a promoverte a un nuevo nivel espiritual. Entonces, ¿qué sucede después de la aflicción? Veamos qué dice la Palabra de Dios al respecto:

“Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, DESPUÉS DE QUE HAYÁIS PADECIDO UN POCO, ÉL MISMO OS PERFECCIONE, AFIRME, FORTALEZCA Y ESTABLEZCA” (1 Pedro 5: 10 – RVR1960). Hay cuatro cosas que suceden después de la aflicción, veamos cuáles son y cómo impactan la vida del creyente:
Uno, PERFECCIÓN: después de que hayamos padecido un poco vendrá la perfección, quiere decir que Dios irá mejorando el trabajo que está haciendo en cada uno de nosotros. Es como hacer una versión mejorada de ti mismo. Y es que justamente esas adversidades llegan a nuestras vidas para hacernos crecer y nos equiparan para el nuevo afrontar nuevos retos. Cada adversidad se convertirá en una lección aprendida que nos permitirá ayudará a otros a seguir adelante y continuar corriendo la carrera del evangelio.

Dos, AFIRMACIÓN: este aspecto tiene que ver con el hecho de ser reconocido, pero ¿por quién? Por Dios, por supuesto. La afirmación es igual a un “espaldarazo espiritual” que nos anima a continuar, sabiendo que nos esperan otras cosas más, pero a sabiendas que, en medio de ellas, Dios siempre estará con nosotros y que nunca nos abandonará, pues Él ya lo prometió, “no temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10 RVR1960)Tres, FORTALEZA: después de la aflicción es normal sentirnos cansados y sin fuerzas, sin embargo debemos entender que “Jehová es bueno, fortaleza en el día de angustia” (Nahum 1:7 RVR1960). Solo la misma Palabra te servirá para aumentar tus fuerzas para seguir adelante.

Y por último, cuatro, ESTABLECIMIENTO: este último aspecto tiene que ver con el hecho de ser “puesto en o sobre algo”, su significado es, pues, más espiritual que natural. Dios siempre quiere ponernos en nuevas dimensiones espirituales, pero esto es solamente posible después de haber padecido un poco y aprendido la lección que deseaba que aprendiéramos. Suena irónico, pero es así. Debemos pasar por la aflicción para ser preparados para toda buena obra. De ahora en adelante, cuando la aflicción venga a tu vida, alaba y dale gracias a Dios por ella, ya que esto quiere decir que Él ha fijado Su mirada en ti para promoverte y llevarte a un mejor nivel, la pregunta ahora es si estás preparado para conquistar ese nuevo nivel. No olvides compartir con otros este mensaje, sé de bendición. Dios te bendiga y te guarde siempre.

Bajo la unción del Espíritu Santo,

Sergio Meza Padilla

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