No tengo tiempo

Al escuchar a varios de mis amigos hablar, me doy cuenta que entre todos nosotros, pues yo también me incluyo, existe un común denominador: tengo muchas cosas por hacer, no tengo tiempo para nada más, quisiera que mi día tuviera 30 horas. Y pareciera que el enemigo nos ganara la batalla con el tiempo, ese que muchas queremos alargar para unas cosas, pero acortar para otras. Y es que ya el enemigo ha cambiado la estrategia, ahora es ocuparnos en muchas cosas para que no le dediquemos tiempo a lo esencial: intimidad con el Señor.

¿Sabes qué dice la Palabra al respecto? Me puse a leer todas las traducciones que hay disponibles en español y esta es la que más se acomoda a lo que quiero decirte en este día: “en esta vida todo tiene su momento; hay un tiempo para todo” (Eclesiastés 1:1 TLA). Wow, esta Palabra sí que tiene mucho poder y derrumba todo argumento que el enemigo quiera poner en nuestras mentes; yo me incluyo en este grupo, pues últimamente me he visto afectado por esta situación, mucho trabajo, se ve la bendición, pero robándole tiempo a Dios. La Palabra es clara y dice que para todo hay tiempo, lo que pasa es que el enemigo nos quiere bombardear con obligaciones, tareas, proyectos y demás, pues él sabe que en ese momento de intimidad es donde nos fortalecemos. En estos días venía a mi mente una poderosa palabra que leí algún día en un buen libro y dice: lo que te aleja de Dios no es de Dios. Sé que Dios nos bendice a través del trabajo, pero el trabajo no puede ser la excusa para no dedicarle tiempo al Señor. Mira cuál es la actitud del salmista, “bendeciré al Señor en todo tiempo” (Salmos 34:1 LBLA) y bendecir quiere decir alabar, engrandecer, darle el tiempo que solo Él se merece, esa es la actitud que, como hijos, debemos tener en todo tiempo.

¿Sabes cuál fue el mejor consejo que Moisés dio a Josué antes de morir?: “nunca dejes de leer el libro de la Ley; estúdialo de día y de noche, y ponlo en práctica, para que tengas éxito en todo lo que hagas” (Josué 1:8 TLA) . El éxito de todo cristiano no consiste en ser bendecido teniendo el mejor el trabajo, la mejor posición dentro de la empresa ni el salario más alto en toda la compañía. El éxito del cristiano radica en hacer la voluntad de Dios, en meditar en Su Palabra, en dedicarle el tiempo que solo Él merece y que, por circunstancias de la vida, le robamos muchas veces. Eso es en últimas lo que Satanás quiere, robarte el tiempo para que cuando llegues a casa estés tan cansado, para que no medites en la Palabra y para que tampoco tengas intimidad con Dios y, al parecer, la estrategia le está funcionando muy bien. Que de tu boca desaparezca este argumento, no tengo tiempo, quisiera que mi día tuviera 30 horas. Aunque estés cansado, pon en práctica lo que el Apóstol Pablo aconseja, “por tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Éste es el verdadero culto que deben ofrecer” (Romanos 12:1 DHH), sacrifícate y verás el éxito en todo lo que emprendas, sin sacrificio no verás la bendición.

Bajo la guía del Espíritu Santo,

Sergio Meza Padilla

 

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