PODEROSO AMOR

Poderoso amor

Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si retuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 1 Corintios 13: 1, 2

Este texto contiene una seria amonestación para todos los cristianos. Menciona los dones espirituales: hablar en lenguas, ser profeta y tener toda la fe. Estos son tres de los dones espirituales más importantes. Son los dones que el apóstol Pablo tiene en mente cuando aconseja: «Procurad los mejores dones» (1 Cor. 12: 31).
Una de las evidencias más claras de la vida consagrada de los cristianos es que el Espíritu Santo les imparta sus dones. Un cristiano que habla en «lenguas humanas y angélicas» tiene una evidencia poderosa de que el Espíritu Santo mora en él. La prueba quedó establecida de modo irrefutable el día de Pentecostés. Pero el apóstol dice que si uno es capaz de hablar en lenguas humanas y angélicas, pero no tiene amor, es tan inútil como el sonido hueco del címbalo solo y en despoblado.
Podría darse el caso de que una persona tuviera el don de profecía y que fuera reconocido como profeta en el seno del pueblo de Dios. Pero si esa persona carece de amor, no vale nada. Su don queda anulado.
Podría ocurrir, también, que una persona tuviese «toda la fe» que sea posible tener; pero si no tiene amor, de nada le sirve. La fe es la virtud más destacada del cristiano, pero después del amor. Si tiene fe, pero no tiene amor, la fe queda anulada.
Lo que el apóstol quiere decir es que los dones espirituales son muy importantes para los fines que Dios se propone alcanzar con ellos: la predicación del evangelio y la preparación de la iglesia para el reino de los cielos. Pero para alcanzar ese objetivo sublime, es más importante el amor. Tanto, que se pueden tener los dones espirituales, pero ser inútiles para el objetivo final si no se tiene amor.
Por otro lado, el amor es poderoso para todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad. Todos los grandes hombres y mujeres de Dios tuvieron amor supremo hacia Dios y amor abnegado hacia su prójimo. Ese fue el secreto de su poder. Sin ese amor, habrían sido tan inútiles como un címbalo resonando en despoblado.
No pidamos dones espirituales. Pidamos que el amor de Cristo sea implantado en nuestros corazones. Es todo lo que necesitamos: el poder del amor.Dios te bendiga; es mi deseo y oración,Marzo, 28 2009¡El Dios al que yo sirvo esta aquí!Si tienes un pedido de oración envíalo a cieloestrellaazul@hotmail.com Oramos  por ti

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