Restitución

¿Qué creyente no ha enfrentado alguna vez en su vida un episodio en donde ha sentido que el enemigo le ha robado todo aquello que Jehová Dios un día le dio? Y es que hay muchas cosas que el enemigo nos puede quitar: la salud, un ser querido, las finanzas, un inmueble, entre otras cosas. Es por ello que no podemos olvidar lo que, “el ladrón no viene sino para (1) hurtar, (2) matar y (3) destruir” (Juan 10: 10 – RVR1960). Esta es una gran verdad que no podemos obviar así no más, debemos estar muy pendientes porque en el momento menos pensado el enemigo se nos puede “meter al rancho”, como decimos en mi país y hacer estragos con nosotros.

Basado en esto, quisiera compartir contigo una gran historia, una historia que por su carácter hizo que de una mujer se hablara siempre:
“Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, Y GASTADO TODO LO QUE TENIA, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús vino por detrás de la multitud, y tocó su manto. Porque decía: si tocare su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote” (Marcos 5: 26-29 – RVR1960).

¿Alguna vez te has preguntado qué pasó para que a la mujer del flujo de sangre el ladrón le quitara todo lo que tenía? La Palabra no nos dice nada al respecto, pero lo que sí te puedo asegurar es que hoy día cuando un creyente abre puertas le da autoridad al enemigo para que entre a su casa como lo que es él: un ladrón. Es terrible saber que el enemigo en un solo instante nos puede robar todo lo que tanto esfuerzo y sacrificio recibimos de parte de Dios.

En el caso de esta mujer, el enemigo le robó todo cuanto poseía por causa de esa grave enfermedad, y afirma la Palabra que gastó todo cuanto tenía, ¿qué aspectos podemos aprender de esta mujer y de su historia en el día de hoy?

Primero, la respuesta a tus problemas no está en ningún otro lado sino en Jesús. La mujer del flujo de sangre había ido a tantos médicos en búsqueda de sanidad, pero ninguno se la pudo ofrecer. Es más, entre más recurría a ellos peor le iba, ¿acaso se parece a tu historia?. Hoy quisiera recordarte la promesa que Jehová Dios nos hace en : “mas Yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas” (Jeremías 30: 17 – RVR1960), tremendo, ¿no es así?.

Segundo, ser poseedor de una gran fe. Cuando al parecer no hay una salida aparente, la palabra nos enseña que, “al que cree TODO LE ES POSIBLE” (Marcos 9: 23 – RVR1960). La mujer del flujo de sangre solo tenía una salida: Cristo Jesús, y creyó tanto en esa salida que sabía muy dentro de sí que solo el Maestro podía curarla y terminar con ese azote. No importa cuán imposible parezca para ti, “nada hay imposible para Dios (Lucas 1: 37 – RVR1960), esta es la promesa en la cual siempre debes descansar, porque cuando la esperanza pareciera esfumarse, Cristo Jesús es y será tu esperanza.

Tercero, restitución. Al ladrón le tomó doce años robarle todo a esta mujer, y lo hizo poco a poco. No obstante, a ella le tomó sólo un instante recuperar todo lo que había perdido por causa de esa enfermedad. Cristo Jesús desea restituirte todo lo que perdiste, ¿qué más estás esperando para llegar a sus pies y ver la gloria de Dios en tu vida? No importa cuánto te hayan robado, Jesús te devolverá todo eso y mucho más, porque cuando venga la tan anhelada bendición también vendrá la restitución. Dice la Palabra en Job 42: 12: “y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero”, ¿no crees tú que el Señor también lo puede hacer contigo?. Hoy es día de restitución, acércate a Jesús porque si tan solo tocares su manto con fe, tu imposible será completamente posible.

Dios te bendiga sobreabundantemente. No olvides ser de bendición para alguien más, comparte este mensaje a otra persona más. Te deseo un feliz y bendecido fin de semana.

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