TEMOR AL JUICIO

Temor al juicio

Al iniciarse el juicio, los libros fueron abiertos (Daniel 7: 10).

EL MENSAJE DE LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE nos ayuda a enfrentar dos conceptos que pueden causar temor y aprensión en la vida del cristiano. El primero es el asunto del juicio final. A todos nos conmueve la idea de tener que estar en un juicio donde seremos juzgados por Dios El concepto de un juicio final tiene la posibilidad de llenarnos de temor si no lo entendemos correctamente. El mensaje de la justificación por fe tiene la virtud de ponerlo en la perspectiva correcta.
La idea bíblica es que todos compareceremos ante el tribunal de Dios algún día, para dar cuenta de lo que hicimos, y seremos juzgados de acuerdo a nuestros hechos: «Porque Dios ‘pagará a cada uno según lo que merezcan sus obras’» (Rom. 2: 6). También nuestras palabras serán objeto del juicio de Dios. Nuestro Señor dijo «Pero yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado. Porque por tus palabras se te absolverá, y por tus palabras se te condenará» (Mal 12: 36. 37). Pero no solo vamos a enfrentar nuestras acciones y palabras, sino también nuestros motivos secretos: «Así sucederá el día en que. Por medio de Jesucristo. Dios juzgará los secretos de toda persona, como lo declara mi evangelio» (Rom 2: 16). Nadie escapará del juicio de Dios, todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios!» (Rom. 14 10) El juicio del Señor, sin embargo, será justo: «El ha fijado un día en que al mundo con justicia, por medio del hombre que ha designado» (Hech. 17: 31).
Sin embargo, esta descripción bíblica del juicio de Dios tiene la capacidad de atemorizar a cualquiera. Todos sentimos temor ante el juicio de Dios, porque reconocernos que tenemos faltas y errores, y que hemos pecado contra Dios. Todos somos conscientes de nuestras debilidades y nuestros motivos ocultos. Todos tenemos temor «Cada cual tiene un alma que salvar o que perder. Todos tienen una causa pendiente ante el tribunal de Dios. Cada cual deberá encontrarse cara a cara con el gran Juez» (Cristo en su santuario p. 136).

Que Dios te bendiga, oramos por ti!

Abril, 23 2010

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