Ministrar al Señor – Primera Parte

En cambio, se acercarán para servirme los sacerdotes levitas descendientes de Sadoc, que estuvieron al servicio de mi santuario cuando los israelitas se descarriaban de mí; y se presentarán ante mí para ofrecerme la grasa y la sangre. Yo, el Señor omnipotente, lo afirmo. Sólo ellos entrarán en mi santuario y podrán acercarse a mi mesa para servirme y encargarse de mi servicio. Y cuando entren por la puerta del atrio interior, se pondrán vestiduras de lino. Cuando estén sirviendo a las puertas del atrio interior, o en el templo, no llevarán ropa de lana. Llevarán turbantes de lino sobre la cabeza, y alrededor de la cintura usarán ropa interior de lino. No se pondrán nada en la cintura que los haga transpirar.

Ezequiel  44. 15 – 18

Para comenzar  anotemos que hay una pequeña y aparenteorando2.jpg diferencia entre ministrar el templo y ministrar al Señor. Muchas personas están interponiendo su mayor esfuerzo en ayudar a sus hermanos, y están laborando para salvar pecadores y administrar los negocios de la Iglesia. Pero, permítanme preguntar algo ¿Han estado buscando la forma de servirle al Señor? Lo que tienen en vista son sus compañeros alrededor suyo, o tiene en vista al Señor?

Seamos Francos. Trabajar para el Señor, indudablemente, tiene sus atractivos para la carne. Esto puede ser muy interesante, y hay quienes se emocionan cuando las multitudes se reúnen a su alrededor para oír sus predicaciones, y cuando numerosas almas son salvadas. Pero si las personas que desean ministrar tienen que quedarse en casa, ocupadas desde la mañana hasta la noche en asuntos mundanos, entonces piensa así : Cuán insignificante vida
es esta, cuán formidable sería si yo pudiera salir y servirle al Señor, si  tan solo yo tuviera libertad para salir a predicar o hablar a la gente acerca del Señor. Empero, esto no es espiritual. Es apenas un asunto de preferencia natural.

OH! Si tan sólo pudiéramos darnos cuenta de que mucho del trabajo que parece que se hace para Dios no es realmente ministrar al Señor!

El Señor mismo nos ha dicho que hay una clase de levitas que están ocupados sirviendo en el templo, y en esta forma están ministrando al Señor. Pero estos levitas están sirviendo al Templo. El Servicio al templo y el Servicio al Señor se parecen mucho, tanto, que frecuentemente se dificulta establecer la diferencia  entre las dos clases de obras.

Si un Israelita viene al templo y desea adorar al Señor, aquellos levitas pueden venir a su ayuda, de Paz y su ofrenda del Holocausto. Tales levitas ayudan a arrastrar la ofrenda hacia el altar, y hasta sacrificar los animales.

Ciertamente, este era un gran trabajo para estar encargado de hacerlo, reclamado a los pecadores y a los creyentes más destacados  que lleguen más cerca del Señor. Y el Señor tomó en cuenta el servicio de esos levitas, quienes ayudaban a las personas a llevar hacia el altar sus ofrendas de Paz y sus ofrendas para el Sacrificio del Holocausto. Empero,  el Señor dice que hacer esto no implica ministrarle a El.

Hermanos y hermanas, hay una enorme y pesada carga en mi corazón sobre lo que deben comprender acerca de que Dios está primero. El Señor necesita ministros que le ministren a El.

Lo que más temo es que muchos salen y ganan pecadores para elorando.jpg Señor, y logran que se conviertan en creyentes, sin ministrar al mismo Señor. Mucho de lo que se llama SERVICIO AL SEÑOR, es simplemente seguir nuestras propias inclinaciones tan activas que no podemos soportar el tener que quedarnos en nuestros hogares sino que tenemos que estar corriendo para un lado y para otro para nuestra propia satisfacción. Podemos estar sirviendo a los
pecadores y a los creyentes, pero estamos ministrando al Señor?

Tengo una amiga muy querida que está ahora con el Señor. Un día, después de haber tenido un tiempo de oración juntos, leíamos este pasaje de Ezequiel.
Ella era, mucho mayor que yo, y se dirigió a mi de esta manera, “mi joven hermano”. De esto hace unos veinte años, cuando por primera vez estudié este pasaje de a escritura. “Cómo reaccionó usted?”, le pregunté. Ella me replicó: “Tan pronto como hube terminado de leer el pasaje, cerré mi Biblia y me arrodille delante del Señor, hazme una de aquellas personas que te ministran a Ti y no al templo” podríamos nosotros orar de esta manera?

Sin embargo, que es lo que realmente se está significado cuando hablamos de servir a Dios o de servir al templo? He aquí lo que dice la palabra: “mas los sacerdotes levitas, hijos de Zadoc, que guardaron el ordenamiento del Santuario cuando los Hijos de Israel se apartaron de mi, ellos se acercarán para ministrar ante mí estarán para ofrecer me la grosura y la sangre; dice Jehová el Señor”.

Las condiciones básicas para todo ministro que verdaderamente sea llamado ministro del Señor, son acercarse al Señor y permanecer delante de El.

Cuán difícil es con frecuencia acercarnos nosotros mismos hasta su propia presencia. Nos retraemos ante la soledad y, con frecuencia, cuando nos apartamos físicamente, nuestros pensamientos se mantienen vagando, extraviados fuera del lugar.

Muchos de nosotros nos complacemos trabajando entre el pueblo, pero cuántos de nosotros nos complacemos acercándonos a Dios en el lugar Santo de los Santos y podemos hacerlo? Es solamente acercándonos a El que podemos ministrar al Señor. Llegar ante la presencia del Señor y arrodillarse delante de El por una hora siquiera, demanda toda la fortaleza que poseemos. Tenemos que violentarnos para mantenernos en esa posición. Pero cualquiera que sirva al Señor conoce l preciosidad de esos momentos, la dulzura de caminar en El y hacia El y a la media noche, de gastar una hora en oración, o de catarse para estar una hora delante de El al final del último sueño de la noche…

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