UN CORAZON LIMPIO

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Dame, hijo mío, tu corazón.

Oh si ellos tuvieran tal corazón que me temieran, y guardaran siempre todos mis mandamientos, para que les fuera bien a ellos y a sus hijos para siempre!

Tu corazón no es recto delante de Dios ya que la mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo. Los que están en la carne no pueden agradar a Dios.

Primeramente se dieron a sí mismos al Señor.

Y toda obra que emprendió (Ezequías) en el servicio de la casa de Dios por ley y por mandamiento, buscando a su Dios, lo hizo con todo su corazón y prosperó.

Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida.

Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, no para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, haciendo de corazón la voluntad de Dios. Servid de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres.   

Por el camino de tus mandamientos correré, porque tú ensancharás mi corazón.

Pro. 23:26   Dt. 5:29   Hch. 8:21   Ro. 8:7,8   II Co. 8:5   II Cr. 31:21   Pr. 4:23   Col. 3:23   Ef. 6:6,7   Sal. 119:32

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