LA GLORIA DE DIOS
Yo les he dado la gloria que me diste.
Vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.
Por encima de él había serafines. Y el uno al otro daba voces diciendo: ¡Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de su gloria!
Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él.
Como el aspecto del arco iris que está en las nubes en día de lluvia, así era el aspecto del resplandor alrededor.
Esta fue la visión de la semejanza de la gloria de Jehová.
Te ruego que me muestres tu gloria. Jehová le respondió: pero no podrás ver mi rostro –añadió–, porque ningún hombre podrá verme y seguir viviendo.
A Dios nadie lo ha visto jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él lo ha dado a conocer.
Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciera la luz es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
Jn. 17:22 Is.6:1-3 Jn. 12:41 Eze. 1:26,28 Ex.33:18,20 Jn.1:18 II Co. 4:6
Dios les continue bendiciendo por esta labor para gloria y honrra de su nombre y beneficios de miles de alma para nuestro señor.