Jesús nos limpiará
“Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus maldades, el que sana todas tus dolencias” (Salmo 103:2-3).
Jesús se apercibió de que a su alrededor se estaba congregando una gran multitud, subió a la ladera de una colina para que el gentío pudiera verlo y oírlo sin dificultad y empezó a pronunciar un sermón muy largo. Es probable que el leproso se situara al margen de la multitud y que el sermón que escuchaba lo empujara a acercarse a Jesús para pedirle que lo sanara.
Había oído decir que aquel Maestro que hablaba con tanta autoridad también era capaz de sanar. Así, a pesar de las críticas de los demás, se acercó lo suficiente a Jesús para pedirle a gritos: “Señor, si quieres, puedes limpiarme” (Mat. 8:2).
Jesús se preocupa por nuestras dolencias. Se compadece de nuestras debilidades (ver Heb. 4:15). Nosotros también podemos acercarnos a Jesús, el cual tiene poder sobre todas las enfermedades. Su poder para curar enfermedades es el mismo ahora que cuando anduvo en la tierra; pero siempre tenemos que someternos a su voluntad: “Señor, si quieres, puedes”.
No siempre podemos tener la certeza de que lo que pedimos armoniza con la voluntad divina, pero sí podemos estar seguros de que Dios tiene poder para concederlo; porque su poderes ilimitado si lo que pedimos es para su gloria y nos hace bien. Además, podemos confiar en su sabiduría y su misericordia. Por eso podemos decir: “Hágase tu voluntad”. Esto nos asegura que, sea cual sea el resultado, estaremos en paz.
Jesús no curaba siempre de inmediato. Pero en este caso, tan pronto se hizo la petición la concedió. Cuando, en oración, pedimos bendiciones terrenales, es probable que la respuesta a nuestra oración se demore o que Dios nos responda de un modo distinto al esperado; pero no sucede así cuando pedimos que nos libre del pecado. Limpiarnos del pecado, convertirnos en sus hijos y prepararnos para vivir una vida de santidad ha sido siempre su voluntad. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Esa oración recibirá una respuesta inmediata.
Cristo nos limpia de todo pecado, cuando nos arrepentimos de todo corazón, y nos da un mandato no peques más. Por eso lo necesitamos en forma permanente a nuestro lado, con la oración en forma permanente y el estudio de su Palabra con mucha humildad para recibir sus enseñanzas, Las mismas que para los eruditos se encuentran descodificadas, porque su gracia no les permiten entender, los mensajes, que primero iluminan nuestras mentes, para conmover nuestro corazones y así sentir su presencia, viva en nuestras vidas, transformándonos en hombres nuevos, con sentimientos muy diferentes y un objetivo de vida muy diferente al viejo Adán, o al viejo hombre.
Un abrazo hermanos, que Dios los bendiga ricamente.-
Dios no quiero, pero si tengo que pagar el precio por mis pecados lo pagare, pero jamas permitas que me aleje de ti.. ni quiero que tu me abandones, quiero estar en tu camino y llegar a estar contigo en el banquete del Cordero. te amo Dios, sin ti nada me sale bien…bendiciones para todos,,
Correcto: Si confesamos nuestros pecados,ocurren dos cosas:
1. Dios nos perdona nuestros pecados y nuestra relación con EL no se rompe, (seguimos en la gracia) (nuestra salvación).
2. Dios ( El Señor Jesucristo) nos limpia de toda maldad, es decir saca de nosotros esa intención de pecar o hacer daño a alguien (limpia nuestra conciencia, y ya no queremos hacerlo mas). Esto solo ocurre en el nuevo pacto (Heb 10:1-2) (Heb9:13-14)
La practica contínua de la confesión y arrepentimiento en nuestra vida, hace el verdadero cambio, a medida que LA PALABRA nos muestre en qué estamos mal.
Si no confesamos nuestros pecados al Señor Jesucristo, ocurre lo de PROV 28:13, y nuestro crecimiento espiritual SE ESTANCA o DETIENE. y al no prosperar nuestra alma perdemos PROSPERIDAD y SALUD (3Juan 1:2)
Otra cosa:
El Señor Jesús no está a nuestro lado, está DENTRO de nosotros, porque somos templo del Espíritu Santo. El Señor es el Espíritu. (1 Cor 6:19) (2 Cor 3:17)
me gusta mucho la musica hebrea cristiana si me podras mandar algunas Dios te bendiga
GRACIAS SEÑOR