En toda mala experiencia

No me vino de inmediato ningún pensamiento positivo cuando choqué mi automóvil casi nuevo con la parte trasera de un camión. Antes de nada, me puse a pensar en el costo, la inconveniencia y el daño a mi ego. Pero sí pude encontrar algo de esperanza en este pensamiento, el cual a menudo comparto con otros autores: «En toda mala experiencia siempre hay una buena ilustración».

Encontrar lo bueno puede ser un desafío, pero las Escrituras confirman que Dios usa las malas circunstancias para buenos propósitos.

En 2 Reyes 5 encontramos a dos personas a las que les estaban pasando cosas malas. Primero, vemos a una muchacha de Israel que ha sido llevada cautiva por el ejército sirio. Segundo, vemos a Naamán, el comandante del ejército, quien tenía lepra. Aun cuando la muchacha tenía buenas razones para desearle mal a sus captores, en vez de ello les ofreció ayuda. El profeta de Israel, Eliseo, dijo ella, podía sanar a Naamán. Ansioso por curarse, Naamán fue a Israel. Sin embargo, estaba renuente a seguir las humillantes direcciones de Eliseo. Cuando finalmente lo hizo, fue sanado, lo cual le llevó a proclamar que el Dios de Israel era el único Dios (v. 15).

Dios usó dos cosas malas, un secuestro y una enfermedad mortal, para transformar al enemigo de Israel en un amigo. Aun cuando no sabemos por qué ha pasado algo malo, sabemos que Dios tiene el poder de usarlo para bien.

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