Primera iglesia del candelero

LEA:  Apocalipsis 1:10–2:5
Arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero. —Apocalipsis 2:5
Me encanta que las iglesias lleven nombres tales como «Iglesia Luterana del Rey de Gloria» o «Iglesia Bautista Misionera Alfa y Omega». Si la iglesia en Éfeso todavía existiera, tal vez ésta llevaría un nombre bonito como el de «Primera Iglesia del Candelero».

A menudo pasamos por alto la importancia de la gloriosa visión que Juan tiene de Jesús en Apocalipsis 1, cuando Él está de pie entre los siete candeleros de oro. No se trataba simplemente de candelabros decorativos, sino de fuentes sustanciales de luz. Cuán significativo es, entonces, que los candeleros representen a las siete iglesias que habían sido llamadas a llevar la luz de Cristo para un mundo muy entenebrecido.

Vivimos en un mundo en tinieblas que desesperadamente necesita el poder iluminador de Cristo que brilla a través de nosotros. Tengamos cuidado, entonces, de no repetir el error de los efesios quienes habían «dejado [su] primer amor» (Apocalipsis 2:4). Aunque se les alabó por hacer muchas cosas bien, no habían logrado mantener a Jesús en primer lugar.

Es fácil permitir que las cosas desplacen a Jesús hasta que pronto nos encontramos haciendo «trabajos de iglesia» por un montón de motivos equivocados. ¿Qué pasa entonces? Perdemos nuestro impacto. Jesús advirtió «Arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré… y quitaré tu candelero de su lugar» (v.5). No podemos darnos el lujo de permitir que eso suceda. Mantén a Jesús en primer lugar para que Su luz siga brillando resplandeciente en este mundo en tinieblas.

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