Sembrador sin límites
Hoy deseo compartir con ustedes acerca de la siembra. Pero definamos, primeramente, qué es la siembra para entender su propósito y por qué Dios nos enseña que hay poder y bendición en ella. Según el DRAE, la siembre es acción y efecto de sembrar, o sea que, el que siembra recoge, sencillo, ¿no es así? Anteriormente les comentaba un ejemplo de la siembra que utilicé en una lección del discipulado al preguntarle a mis estudiantes cuántas pepas de mango se necesitaban para sembrar un árbol de mango, la respuesta es una. Y, ¿cuántos frutos puede llegar a producir un solo árbol de mango? La respuesta es MUCHOS. Igualmente, así es el efecto de la siembra en el mundo espiritual.
Muchas veces confundimos la siembra con el diezmo, la siembra con la ofrenda y/o las primicias, y la verdad es que son muy diferentes. El diezmo hace parte de la ley, que como cristianos, cumplimos. Apartar el 10% de nuestras ganancias para Dios, tal cual lo hizo el pueblo de Israel muchas veces es algo que hacemos voluntariamente, sin ser obligados. La ofrenda, por el contrario, es una señal de agradecimiento hacia el Padre celestial, no tiene nada que ver con el diezmo. La siembra es la semilla que ponemos cuando queremos ver resultados de la obra de Dios en la tierra. No necesariamente debe ser monetaria, disponer de tu tiempo y dedicarselo al Señor también es una manera de sembrar distinta y válida. En mi caso, yo siembro mi tiempo para la obra del Señor en mi iglesia sirviendo como maestro de las escuelas de formación, otras veces he sembrado en dinero para proyectos de la iglesia, estos son claros ejemplos de cómo podemos hacerlo.
Miremos, entonces, qué dice la Palabra de Dios al respecto:
“Pero esto digo: el que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9: 6-7 RVR1960).
Cuando sembremos debemos hacerlo generosamente, es decir sin limites, pues si sembramos abundantemente, recogeremos ¡de igual forma. Pero si siembras escasamente, ya sabes cuál será el resultado de esa acción. En nuestras iglesias hay proyectos que no se han concretado por falta de recursos, siembra para que se concreten. A veces, la iglesia necesita gente experta en ciertos campos, siembra tu tiempo. Se necesita capacitar miembros de la iglesia en ciertas cosas y tú eres la persona, siembra tu tiempo; siembra en el reino de los cielos, esa es la mejor decisión que puedas tomar. No olvides que, Dios pone en nuestros corazones así el querer como el hacer (Filipenses 2:13 RVR1960).
La Palabra me enseña que, Dios ama al dador alegre (2 Corintios 9:7 RVR1960), así que cuando vayas a sembrar hazlo sin tristezas, sin obligaciones, sin pensar que agradas a los miembros de tu congregación o porque deseas impresionar a alguien en tu iglesia, tus pastores, a tu líder. Hazlo porque tu deseo es agradar al Padre antes que a los hombres. La siembra es poderosa y Dios quiere que aprendamos a sembrar tremendamente en el Reino. Si deseas recoger grandes frutos en todas las áreas de tu vida, entonces te invito a que desde ya empieces a ser un sembrador sin límites en todas las áreas de tu vida. Espero que esta palabra haya sido de gran bendición para ti en este bello día. No olvides ser de bendición para otros, comparte, siembra esta Palabra. Dios te bendiga y te guarde poderosamente.
Bajo la guía del Espíritu Santo,
Sergio Meza Padilla