El valor de las obras de arte

La señora Mary Lake, de Nueva York, tenía en su casa un antiguo cuadro al óleo pintado en Italia. Consultó a un experto en obras de arte, y éste le dijo que era una obra de escaso valor, y que lo vendiera por la cantidad que le ofrecieran.

La señora Lake llamó a un vendedor recomendado por el experto, y le encomendó la subasta del cuadro. En aquella subasta de 1968 se vendió por la ínfima suma de 325 dólares.

Tres años después el profesor Konrad Oberhuber demostró que se trataba del legítimo Retrato de Lorenzo de Médici pintado por Rafael, así que el cuadro salió a la venta de nuevo, ¡pero esta vez cotizado en doce millones de dólares! La señora Lake, convencida de que la habían estafado, presentó una multimillonaria demanda contra el experto en obras de arte, contra la empresa que hizo la subasta y contra el cliente que compró el cuadro, acusándolos a todos de asociación ilícita con el fin de despojarla de su cuadro.

Como si todo eso fuera poco, aquel famoso cuadro de Rafael volvió a subastarse en el año 2007, ¡y se vendió por la fabulosa suma de 37 millones de dólares!1

Aun en el siglo veintiuno se dan con frecuencia estos incidentes en el mundo del mercado de obras de arte. Por una parte, cuadros que tienen muchísimo valor se venden por unos cuantos dólares, y por otra, pinturas que no son más que imitaciones llegan a valer una fortuna.

Lamentablemente el hombre sufre no sólo de miopía intelectual sino también de miopía espiritual. A las cosas temporales les concede un valor fabuloso, mientras que a las cosas eternas les concede un valor insignificante.

En el mercado de las almas humanas, el gran estafador es también un experto, pero no en las bellas artes sino en las malas artes. Se trata del diablo, que compra a personas, como si carecieran de valor alguno, al bajo precio de promesas engañosas, haciéndoles creer que lo único que tiene valor es esta vida. Con sus artes seductoras logra que millones de personas le vendan el alma por unos cuantos años de diversión y placer.

Ahora bien, lo que tantas de estas víctimas de engaño no saben es que, al igual que la señora Lake, pueden entablar juicio contra su estafador recurriendo a la justicia, pero no a la justicia humana sino a la divina. De hacerlo así, comprenderían que Dios, que nos considera su creación suprema, siendo el más experto de todos, especialmente en nuestra condición humana, cree de todo corazón, a diferencia del diablo, que cada uno de nosotros tiene un valor incalculable. Dios nos valora tanto que envió a su único Hijo Jesucristo al mundo a morir en nuestro lugar a fin de darnos vida abundante y eterna.

La oferta del diablo, que nos desprecia y nos menosprecia, conduce a la muerte, mientras que la oferta de Cristo, que nos ama y nos valora, conduce a la vida. Más vale que aceptemos esa oferta que nos hace Cristo.

Carlos Rey
Un Mensaje a la Conciencia
www.conciencia.net


1<http://www.christies.com/lotfinder/paintings/ raffaello-sanzio-called-raphael-portrait-of-lorenzo-4942823-details.aspx> En línea 10 diciembre 2015; “Files Suit in Painting Sale, New York” (Se entabla demanda por venta de cuadro, Nueva York), The Des Moines Register, Des Moines, Iowa, 9 marzo 1972, p. 2 <http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:ostt5mOo3ZsJ :https://www.newspapers.com/newspage/8055098/+&cd=1&hl=en&ct=clnk&gl=us> Almacenado en memoria cache en línea 10 diciembre 2015.

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