(Víspera del Día Internacional de la Mujer)

«Su nombre y su rostro estarán ahora en uno de los salones del Salón Azul de la Asamblea Legislativa, pero ¿qué papel jugó en la historia salvadoreña esta mujer? Es considerada desde 1976 como una heroína de la Patria gracias a un decreto legislativo de ese entonces. Sin embargo, en cada 5 de noviembre que se conmemora el Primer Grito de Independencia su nombre no es mencionado en ningún acto alusivo ni conmemorativo.»

Así comenzó El Metropolitano Digital el 25 de septiembre de 2014 su artículo titulado «¿Quién fue María Feliciana de los Ángeles Miranda?».

«María Feliciana, junto a su hermana Manuela Miranda, fueron las encargadas de difundir el primer movimiento independentista en San Salvador que fue lanzado… aquel 5 de noviembre de 1811 —explicó el periódico digital salvadoreño—. Las hermanas difundieron la noticia del movimiento patriota en la campiña de Sensuntepeque, promoviendo un levantamiento general contra los realistas….

»Ahora, su valentía [ha sido] reconocida al develar su retrato en el Parlamento salvadoreño. “Hoy cumplimos con un nuevo acto de justicia. Hoy les dedicamos este tributo a las heroínas que estuvieron presentes en el proceso independentista”, dijo el presidente de la Asamblea, Sigfrido Reyes.»1

Según el reconocido historiador Carlos Cañas Dinarte, las hermanas Miranda encabezaron a los patriotas que «lograron que ese territorio norteño se alzara en insurrección el 29 de diciembre… en el punto conocido como Piedra Bruja. Capturadas por las autoridades españolas, fueron procesadas en Sensuntepeque. Recluidas después en el convento de San Francisco de la localidad de San Vicente de Austria y Lorenzana, las hermanas Miranda fueron condenadas a sufrir [cien] azotes, para ingresar más tarde como siervas sin paga en la casa del párroco doctor Manuel Antonio de Molina y Cañas», relata el investigador salvadoreño.2

María Feliciana de los Ángeles murió en 1812 a los veintidós años de edad, algún tiempo después de haber recibido las descargas del látigo del verdugo frente a la multitud aglomerada en la Plaza Central de San Vicente. De ahí que, además de haber sido declarada Heroína de la Patria en 1976, una alegoría de ella figure en una conocida pintura de los hechos de aquel 5 de noviembre, y que la Asamblea Legislativa salvadoreña en 2003 dispusiera también que su nombre y el de otras mujeres patriotas se inscribieran en el nuevo Monumento a la Libertad, inaugurado el año siguiente en el Museo Militar.3

Gracias a Dios, la historia sagrada nos ha legado asombrosas heroínas cuyo ejemplo han podido seguir mujeres valerosas como María Feliciana y sus compatriotas, a quienes se les rinde tributo en monumentos a la libertad alrededor del mundo. Tal vez la más influyente, llamada Débora, fue no sólo profetiza, poeta y cantautora, sino que llegó a ser también jueza y gran guerrera de Israel.4 De modo que desde tiempos antiguos todos los hombres debiéramos haber sido tan ecuánimes como Dios mismo en cuanto a la importancia del papel que juegan las mujeres en nuestra sociedad.

Carlos Rey
Un Mensaje a la Conciencia
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