Encuentro en Guayaquil

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Imagen por Jose Nicdao

(Víspera del Bicentenario de la Entrevista de Guayaquil)

El 13 de julio de 1822 el general José de San Martín le escribió lo siguiente al general Simón Bolívar: «Antes del 18 saldré del puerto del Callao, y apenas desembarque en el de Guayaquil, marcharé a saludar a V. E. [Vuestra Excelencia] en Quito. Mi alma se llena de pensamientos y de gozo cuando contemplo aquel momento. Nos veremos, y presiento que la América no olvidará el día en que nos abracemos.» Con esa cita comienza el renombrado historiador venezolano Vicente Lecuna su relato del encuentro mismo entre Bolívar y San Martín en su obra clásica titulada La Entrevista de Guayaquil: Restablecimiento de la verdad histórica, publicada en 1948.1

«San Martín se embarcó en el Callao el 14 de julio… en la goleta de guerra la Macedonia, y… llegó el 25 a la isla de la Puná, a la entrada de la Ría de Guayaquil…. [En] una de las dos cartas que [le envió Bolívar ese mismo día]… le suplicaba… que le avisara el momento en que llegaría a los muelles; y en la [otra]… remitida horas después, [Bolívar le instaba que bajara] a tierra —narra Lecuna—. “Tan sensible me será que usted no venga hasta esta ciudad, como si fuéremos vencidos en muchas batallas —le dijo—; pero no, usted no dejará burlada el ansia que tengo de estrechar en el suelo de Colombia al primer amigo de mi corazón y de mi patria. ¿Cómo es posible que usted venga de tan lejos para dejarnos sin la posesión positiva en Guayaquil del hombre singular que todos anhelan conocer y, si es posible, tocar?”

»… En la mañana del 26 [Bolívar], impaciente por conocer al héroe… subió a saludarlo a bordo. Luego San Martín bajó a tierra con su comitiva y se dirigió a la espléndida casa… que se le tenía preparada. En el corto trayecto… un batallón de infantería… le hizo los honores. Bolívar había bajado primero y… lo esperaba en el vestíbulo y, al acercarse San Martín, se adelantó unos pasos a su encuentro a expresarle el saludo oficial. Juntos subieron al salón. En seguida de recibir San Martín… una corona de laureles esmaltados en oro… los dos caudillos se encerraron a conferenciar. Después de un rato Bolívar se retiró, y el general San Martín salió al balcón y “saludó a la reunión con palabras de benevolencia y gratitud por las expresiones patrióticas con que se le distinguía”. Una inmensa masa del pueblo lo vitoreaba libertador del Perú.»2

Gracias a Dios, así como aquel histórico día se cumplió el anhelo del pueblo de conocer en persona al «hombre singular» José de San Martín, héroe de la independencia y libertador del Perú — como relata Lecuna— también hoy los que aún no conozcan personalmente a Jesucristo, Héroe de la independencia y Libertador del pecado, pueden tener la dicha de conocerlo como tal. Si se acercan a Él, podrán disfrutar de la anhelada vida eterna que les espera a los que conocen al Hijo del único Dios verdadero, quien lo envió al mundo para salvarnos del pecado.3

Carlos Rey
Un Mensaje a la Conciencia
www.conciencia.net


1Vicente Lecuna, La Entrevista de Guayaquil: Restablecimiento de la verdad histórica (Caracas: Publicaciones de la Academia de la Historia de Venezuela, 1948), p. 216.
2Ibíd., pp. 217-19.
3Jn 3:16; 17:3; Stg 4:8

Un Mensaje a la Conciencia

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