NO ME OLVIDARE NUNCA DE TI

He sido expulsado de tu presencia. Volveré a contemplar tu santo templo.

Sión dijo: El Señor me ha abandonado; el Señor se ha olvidado de mí. ¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho,  y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré!

Me ha quitado la paz; ya no recuerdo lo que es la dicha.

¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes?  ¡Levántate! No nos rechaces para siempre.

¿Por qué murmuras, Jacob? ¿Por qué refunfuñas, Israel: Mi camino está escondido del Señor; mi Dios ignora mi derecho?

En un acceso de ira escondí mi rostro de ti por un momento, pero con misericordia eterna tendré compasión de ti—dice el Señor tu Redentor.

Serás establecida en justicia; lejos de ti estará la opresión, y nada tendrás que temer; el terror se apartará de ti, y no se te acercará. Si alguien te ataca, no será de mi parte; cualquiera que te ataque caerá ante ti.

¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!

Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruido.

Jonás 2:4     Is.49:14,15    Lam.3:17,18     Sal.44:23     Is.40:27; 54:8    Sal.43:5     II Co.4:8,9

 

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