ADULTERIO?

¿Adulterio?

Josué replicó: «Desháganse de los dioses ajenos que todavía conservan. ¡Vuélvanse de todo corazón al Señor, Dios de Israel!» (Josué 24:23).

RESULTA INTERESANTE E ILUMINADOR que en la Palabra de Dios se considere la idolatría como un adulterio espiritual. La analogía es apropiada, porque de acuerdo a la Biblia, Dios es el esposo de su pueblo, que es la iglesia. El matrimonio es considerado como una ilustración de la relación de Dios con su pueblo. Por eso, cuando el cristiano busca otros dioses, se considera que ha cometido adulterio espiritual. Dios dijo de Judá: «¡Adúltera! Prefieres a los extraños, en vez de a tu marido» (Eze. 16: 32).
El problema básico de la idolatría espiritual es semejante a la idolatría li­teral. Ambas destruyen la relación con Dios, y hacen que las personas que la cometen terminen en la ruina espiritual. No son pocos los que participan de este pecado. Notemos lo siguiente: «Muchos de los que hoy hacen gran alarde de ser cristianos, al igual que los israelitas, acarician en el corazón algún ídolo secreto. A menos que se quite ese ídolo, finalmente anulará toda la vida cristiana y determinará la ruina del alma» (Comentario bíblico adventista, t. 2, p. 297).
La Biblia dice que en los últimos días habrá una gran crisis que girará en torno de la adoración (Apoc. 13 y 14). Quienes no hayan aprendido el secreto de ser fieles a Dios ante los avances idolátricos modernos, difícilmente po­drán resistir la presión de un culto falso en los últimos días. El Apocalipsis nos dice: «El mundo entero, fascinado, iba tras la bestia y adoraba al dragón porque había dado su autoridad a la bestia. También adoraban a la bestia y decían: “¿Quién como la bestia? ¿Quién puede combatirla?” […] A la bestia la adorarán todos los habitantes de la tierra, aquellos cuyos nombres no han sido escritos en el libro de la vida, el libro del Cordero que fue sacrificado desde la creación del mundo» (Apoc. 13: 3, 4, 8). Por otro lado, Dios invitará al mundo a que lo adore: «Adoren al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales» (Apoc. 14: 7). El Señor nos ayude a ser leales a él hasta el fin.

Comparte:


Ultimos comentarios
  1. paulo alberto gochez
  2. sonia franco
  3. HIRAM RIVERA PONCE

Dejar comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *