AGENDA DEL NUEVO ANO

Agenda del nuevo año

Examínense para ver si están en la fe; pruébense a sí mismos.

2 Corintios 13:5

YA comenzó el año nuevo pero, ¿cuál debería ser nuestra agenda para transitar los doce meses? Es sabio el proverbio popular: «Nunca es tarde cuando la dicha es buena». Quiero sugerirles que el comienzo de un año nuevo es una linda ocasión para recordar cuan maravillosamente nos ha guiado Dios en el pasado; recordar su amor, manifestado en las innumerables bendiciones que recibimos de su mano en los días del ayer. La pluma inspirada escribió: «Reunamos los tesoros del año pasado, y llevemos con nosotros al nuevo año el recuerdo de las bondades y la misericordia de Dios. Iluminemos el futuro con el pensamiento de las bendiciones pasadas» (Cada día con Dios, p. 358). La manera como el Señor nos ha guiado en el pasado es una poderosa lámpara que alumbra nuestra senda por recorrer. No tenemos temor al futuro porque miramos hacia atrás, a un pasado dirigido por Dios que nos da seguridad.
También el año que comienza debiera ser un tiempo para examinarnos a nosotros mismos. Se nos dice: «¡No permita Dios que en esta hora tan importante nos encontremos de tal manera preocupados por otros asuntos que no tengamos tiempo para realizar un auto examen serio, cándido y crítico! Dejemos atrás las cosas de menor importancia y ocupémonos ahora de las que conciernen a nuestros intereses eternos» (Exaltad a Jesús, p. 9). Debiéramos preguntarnos: ¿Qué hice durante el año que pasó? ¿Qué decisiones tomé? ¿Cómo me afectaron? ¿A qué situaciones me condujeron? Esto nos ayudará a hacer rectificaciones importantes para nuestra vida.
Además, el comienzo de un nuevo año debiera ser la ocasión para fijarnos nuevos propósitos. Pablo escribió: «Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús» (Fil. 3: 13-14). Este consejo es también oportuno: «Al entrar en un nuevo año, hazlo con la ferviente resolución de dirigirte hacia adelante y hacia arriba. Sea tu vida más elevada y más exaltada de lo que jamás ha sido» (Joyas de los testimonios, t. 1, p. 237).

Los sabios del oriente

Llegaron a Jerusalén unos sabios procedentes del Oriente. «¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos? —preguntaron—. Vimos levantarse su estrella y hemos venido a adorarlo» Mateo 2: 1, 2

EN los países hispanos, este día es muy importante para los niños. Como sabemos, los padres simulan ser los “Reyes Magos”, como se los llama. Según los países, las costumbres son distintas: en algunos lugares, los niños dejan pasto y agua para «los camellos», y allí mismo los Reyes Magos dejan sus regalos, que los niños encuentran cuando se despiertan. En otros países, los padres les esconden los regalos a los niños, y estos los buscan por toda la casa cuando se levantan a la mañana. Este día fue, es y será una fiesta para los niños.
Independientemente de cómo se festeja este día en las diferentes culturas, o de si la fecha de la celebración corresponde o no a la realidad, el relato bíblico original es una historia tierna y emotiva, que encierra lecciones espirituales que no debiéramos pasar por alto.
A estos personajes de la historia se los conoce como los “Sabios de Oriente o los Tres Reyes Magos”, aunque un análisis objetivo podría concluir que no eran tres, ni eran reyes ni eran magos. La palabra usada en el lenguaje original no se refiere a los que en nuestros días se llaman comúnmente magos, al estilo de David Copperfield, y que son mayormente ilusionistas. Los magos de la antigüedad eran estudiosos del calendario, la astronomía y la naturaleza, y pretendían anticipar fenómenos futuros. Eran los consejeros de las cortes antiguas, aunque no serían exactamente científicos en el estricto sentido moderno de la palabra.
Al principio se creía que eran nueve; después siete, cuatro, hasta llegar a tres. El número tres finalmente se adoptó por el hecho de que los sabios trajeron tres clases de regalos. Obviamente no eran reyes, pues no fueron recibidos como tales en la corte de Herodes, ni viajaron con una gran comitiva o ejército como habría sido el caso de un rey.
Es maravilloso que extranjeros y ajenos a la religión judía fuesen guiados por Dios para honrar al Mesías. Esto nos habla de la providencia exquisita de Dios, y del hecho de que él no hace acepción de personas. El Señor guía y conduce a los que están abiertos a su dirección. Oremos hoy para que nos ilumine y nos guíe en todo lo que hagamos.

Que Dios te bendiga.

Enero, 06 2010

Oramos por ti!

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