«Banquete de despedida»
«—Perdone, señor, pero, ¿es este el Salón Montparnasse? (pronuncia el nombre con dificultad, masticando cada sílaba).
»—Es lo que dice en la puerta, señora.
»—¿Cómo dice?
»—Sí, señora.
»—Perdone usted, no le entendí…. La invitación decía solamente Salón Montparnasse, Hotel Edén, 8 PM RSVP. No tiene idea el trabajo que me costó averiguar lo que significaba todo ese palabrerío. Es la primera invitación escrita que recibo en toda mi vida. Si supiera el susto que me llevé cuando el mensajero tocó a la puerta…. Cuando… me entregó la tarjeta, creí que el corazón se me iba a salir del pecho al notar que el sobre venía escrito del puño y letra de la doctora que ya lleva dos meses de muerta. Y lo peor es que no entendía todo el palabrerío. Eso de RSVP… En el multifamiliar en donde vivo la gente no está al tanto de esas cosas. Si no es por la sobrina de mi vecina que trabaja de secretaria en un ministerio, jamás lo habría averiguado. Ella me dijo que significaba que tenía que confirmar si iba a asistir a la fiesta. No estoy segura en qué idioma está todo eso.
»—En francés, señora. Significa: «Respondez si’l vous plait».
»—Se-ño-ri-ta. ¿En francés?… Como si no existieran suficientes palabras en cristiano para decir todo eso… No me explico por qué la gente importante se complica tanto. Como le iba diciendo, al ver la escritura de la doctora, creí que la invitación era una broma de parte de alguna de sus amistades que acostumbran esas malacrianzas, pero el señor Armando, que era su abogado, me confirmó que la misma doctora, antes de morirse, había organizado el banquete a modo de despedida. A mí me pareció muy raro, pero élme convenció que eso se acostumbra en no sé qué país entre la gente elegante. Nunca había oído mencionar tal cosa; en vez del novenario con los rezos como Dios manda, una fiesta de despedida a un muerto…. A mí me parece una falta de respeto.»1
Así comienza la obra teatral titulada «Banquete de despedida», por la que la doctora Rosa María Britton, escritora panameña, recibió el premio Ricardo Miró en 1987. Lo cierto es que tal banquete no debiera parecernos tan extraño, sobre todo si tenemos en cuenta la tradición de los seguidores de Jesucristo con relación a «la última cena» que Él tuvo con sus discípulos antes de su muerte, magistralmente pintada por el artista italiano Leonardo da Vinci en un gran mural en Milán a fines del siglo quince. Es que Cristo mismo les había animado a que celebraran esa cena en el futuro en memoria de Él, pero no una sola vez, como el banquete que describe la doctora Britton, sino con determinada frecuencia.2 Porque no habría de ser simplemente un banquete de despedida sino una cena de gratitud por su muerte en nuestro lugar y de celebración por su gloriosa resurrección.
Gracias a Dios, hay otra cena a la que todos estamos invitados, que nos motiva a celebrar esa última cena. Es la «cena de bienvenida» que le damos a Cristo cuando le abrimos la puerta de nuestro corazón y lo dejamos entrar. Más vale que respondamos de una vez y comencemos a disfrutar de esa primera cena con Él.3
Carlos Rey
Un Mensaje a la Conciencia
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1 | Rosa María Britton, «Banquete de despedida», Teatro, 2a. ed. (Panamá: Editora Sibauste, 2004), pp. 75-77. |
2 | Lc 22:14-20; 1Co 11:23-26 |
3 | Ap 3:20 |