«¡Buena esa, Leona!»

(Día del Periodista en México)

Nació en 1789 en la Ciudad de México en el seno de una acomodada familia criolla. Era hija única, sin hermanos varones, de un comerciante español y de una descendiente directa del último tlatoani de Texcoco. Cuando quedó huérfana de padre y madre a los dieciocho años, recibió en herencia no sólo una considerable fortuna económica sino también una envidiable formación académica que no era accesible a otras mujeres de la época. Es que su padre había reconocido la inteligencia y el talento que ella tenía, y le había abierto las puertas de la biblioteca de la familia para que aprendiera a leer y a escribir, y aun a defenderse en otros idiomas, y aprovechara al máximo esas ventajas que le concedía.

Eso fue precisamente lo que ella hizo. En lugar de derrochar su fortuna familiar llevando la vida fácil, la invirtió en pro del movimiento de Independencia patria. Y no solamente lo apoyó con su cartera, sino que entregó alma y cuerpo por esa causa: fungió de espía como parte de una sociedad secreta; brindó refugio a fugitivos en peligro; fue denunciada como conspiradora; estuvo en prisión, de donde escapó poco después; se reunió con su prometido Andrés Quintana Roo, considerado otro de los próceres de la independencia mexicana, contrajo matrimonio con él, y juntos se mantuvieron al servicio de la insurgencia liderada por José María Morelos; y colaboró en los periódicos El Ilustrador Americano y el Semanario Patriótico Americano.

De ahí que a María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, conocida simplemente como Leona Vicario, el Congreso de la Unión le haya concedido el título honorífico de Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria, que su nombre esté inscrito con letras de oro en el Muro de Honor del Palacio Legislativo de San Lázaro, que sus restos estén enterrados en la columna del Ángel de la Independencia con el resto de los insurgentes, y que el gobierno de México haya declarado 2020 como el «Año de Leona Vicario, Benemérita Madre de la Patria» a fin de rendirle homenaje como una de las heroínas de su independencia.

En 1831, Lucas Alamán, ministro en el gobierno de Anastasio Bustamente, le dedicó una carta a Vicario en la que sostenía que ella se había unido a los rebeldes por seguir a Quintana Roo en un impulso de «heroísmo romancesco» más que por tener una convicción política propia. Las siguientes palabras de la respuesta que le dirigió Vicario en El Federalista Mexicano se han citado incontables veces desde entonces con relación a la independencia de acción y pensamiento de la mujer: «Confiese usted, señor Alamán, que no sólo el amor es el móvil de las acciones de las mujeres: que ellas son capaces de todos los entusiasmos, y que los deseos de la gloria y de la libertad de la patria no les son unos sentimientos extraños… Mis acciones y opiniones han sido siempre muy libres…. En este punto he obrado con total independencia.»1

Por nuestra parte, podemos imaginarnos a Dios, quien creó como iguales al hombre y a la mujer,2 exclamando: «¡Buena esa, Leona!»

Carlos Rey
Un Mensaje a la Conciencia
www.conciencia.net


1Marcos González Díaz, «Independencia de México: quién fue Leona Vicario, la “madre de la patria” mexicana que espió para los insurgentes (y fue clave en la emancipación de su país)», BBC News Mundo, 16 septiembre 2020 <https://www.bbc.com/mundo/noticias-51847048> En línea 12 agosto 2021; M. Ruiza, T. Fernández y E. Tamaro, «Biografía de Leona Vicario», en Biografías y Vidas: La enciclopedia biográfica en línea (Barcelona, España, 2004) <https://www.biografiasyvidas.com/biografia/v/vicario.htm> En línea 12 agosto 2021; Wikipedia, s.v. «Leona Vicario» <https://es.wikipedia.org/wiki/Leona_Vicario> En línea 12 agosto 2021.
2Gn 1:26-27

Un Mensaje a la Conciencia

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