Celos?

Porque donde hay celos y contiendas, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Santiago 3:16,17.

< ¿Celoso yo? ¡Nunca! Lo que sucede es que…> y  aparecen montones de excusas para justificar este sentimiento netamente humano y carnal.

La palabra “celos” proviene del término griego zelos, que, a su vez, deriva de una raíz que significa “estar caliente, entrar en ebullición”, o sea, <a punto de hervir>. La palabra hebrea correspondiente, qin’ah, indica la rojez que aparece en el rostro de una persona iracunda o apasionada.

¿De dónde vienen los celos? Bueno, de muchos sitios, empezando por el amor, pasando por la envidia,  y llegando al odio, el furor y la inseguridad. De hecho, hoy día se cree que la raíz de los celos es la falta de seguridad, de valor propio, de autoestima  y la carencia de amor y seguridad en las etapas iniciales de cualquier ser humano.

Los celos pueden surgir entre hermanos, entre esposos, mujeres, naciones y entre justos e impíos. A pequeña  o gran escala, generan violencia de todo tipo: verbal, psicológica, física y emocional. Por ello, sabemos que no proviene de Dios, y demuestran que hay un gran vacío de amor y seguridad en el corazón que no se ha permitido que sea colmado del amor divino. Así, la persona celosa intenta aferrarse al objeto deseado como a un clavo ardiendo, supuestamente defendiendo aquello que considera suyo, sin embargo, lo que realmente logran los celos es destruir relaciones, hacernos más inseguros y mostrar cuán pobre es nuestra seguridad en Dios y en nosotros mismos.

¿De quién sientes celos? ¿Por qué motivo? ¿Porque se expresa mejor que tú? ¿Porque consideras que es más agraciada que tú? ¿Porque tal vez ha cosechado mejores éxitos que tú y piensas que realmente no los merece? ¿Porque siempre tiene cargos en la iglesia? ¿Porque es muy popular y ha robado la atención de tu esposo, de tus hijos o de tus amigos?

El primer paso es aceptar que necesitas arrancar esa mala hierba; el segundo es llenar el vacío con el amor perfecto de nuestro amado Jesús.

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  1. edna

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