Consejos sobre el amor.

¡Oh, volver a la Palabra de Dios! Lo que necesitamos es un fresco bautismo del Espíritu Santo en los corazones del mundo entero. Debemos volver a la Palabra de Dios y practicar sus simples verdades.

Hay algo en la practicidad de la palabra de Dios. Mira, para mí la palabra de Dios es muy práctica. Es directa, es para la vida diaria. Como cuando te digo que vaya ir a tu casa y te vaya llevar “pan de harina de maíz, del que se hace en Misuri”, bueno así hay partes de la palabra de Dios que para mí (opinión) son como el buen y tradicional pan de harina de maíz de Misuri. Son buenas para ti. Te ayudan a crecer. Yo crecí así, y además, tiene buen sabor. lo disfruto.

Ahora bien, si no disfrutas la Palabra de Dios, si no la pasas bien viviendo la vida cristiana, hay algo que anda mal en ti, y no es la experiencia cristiana, no es el plan de Dios para ti. Quiero que lo sepas. Quizá has experimentado sólo lo suficiente como para hacerte sentir mal. Podría ser eso. ¿Alguna vez lo pensaste?

Oh, ¿alguna vez viste a esos niñitos que están comenzando a aprender a nadar? …que van a la piscina y meten un dedito en el agua. El agua está fría, y ellos se ponen a gritar. Y gritan: “¡Mamá, mamá, está fría, está fría!” Y vuelven, y meten dos deditos en el agua, o medio pie. “¡Ay, está fría!”. está fría, muy fría!”

No lo disfrutan ni un poquito.., ¡Pero mira a ese niñito valiente que está sobre el trampolín! Cuando lo veo. Oro: “Oh, Jesús, haz que un ángel cuide de ese niño. ¡Se va a matar!” Y antes de que termine de decirlo, el niño salta y se mete en el agua, y sale salpicando para todos lados, y les grita a los demás niños: “Vengan, entren. El agua esta hermosa.”

 

El no tiene frío. Le encanta, porque ha puesto todo lo que tiene, Se ha sumergido por completo en esa agua y lo está disfrutando.

 

Ahora bien, si no estás disfrutando de tu relación con el Señor, si no disfrutas de ser un cristiano, si no disfrutas esas cosas que te da la palabra de Dios, quizá es que solo tienes lo suficiente como para sentirte mal.

Quizá sólo e estás metiendo un dedo en esto de vivir para el Señor. Si no te has mojado todavía… quizá no estás completamente inmerso en “las cosas del Espíritu. Oh, ¡es la vida más maravillosa del mundo cuando le das todo de ti! Esto de vivir la vida cristiana vale todo. Vale todo. Vale la pena dar todo lo que tienes.

…Supongo que si le preguntara a mil personas cuál es su definición del amor, obtendría mil respuestas diferentes, pero la Biblia tiene la verdadera respuesta. La Palabra de Dios te da la respuesta verdadera, la definición verda dera de lo que es el amor. Creo que desde el punto de vista literario, el capítulo trece de I Corintios es uno de los pasajes más extraordinarios que jamás hayan salido de la pluma del hombre. Debemos volver al capítulo tre ce de Primera Corintios.

¿Cuál es la verdadera manifestación externa del amor? Sigo sosteniendo que el amor es acción. No se puede amar sin que ese amor se exprese en algo muy definido, algo exterior. Hay un fruto exterior del amor que se ge nera en el interior. Tu vecino lo sabrá, tu compañero de trabajo lo sabrá, el hombre que va por la calle lo sabrá, y hasta el que retira la basura lo sabrá. El hombre que es taciona tu auto en el garaje lo sabrá. Es algo que funcio na. Hay una manifestación externa… si tienes verdadero amor.

 

…Aquí hay algo tan hermoso, que debemos tomar nota. Si alguna vez lo necesitamos, es hoy: el amor “no hace nada indebido” (v.S). Desearía poder hacerles entender esto a los miles de personas que están hablando del amor, que llevan pancartas que hablan del amor, que tie nen miles de palabras que decir sobre el amor, que hacen grandes concentraciones tratando de demostrarle al mundo que ellos aman.

¿Quieres saber algo? Debemos volver a la Biblia y ver lo que es verdaderamente el amor. El amor “no hace nada indebido”. Este versículo ha sido traducido de muchas maneras. El significado es, sencillamente, éste: El amor es siempre amable, cortés, nunca violento. Donde hay odio, encontrarás violencia, pero el amor muestra cortesía. Nunca es duro. Nunca es brutal. El amor no anda por ahí diciendo cosas desagradables.

Una expresión muy común en estos días es “ojo por ojo y diente por diente”, sea lo que fuera que quiera de cir. Pero el amor nunca dice eso. El amor no hace esas cosas.

 

Mi tía Belle siempre tenía algo que decir de mí. Yo tenía un primo, Howard, que era un poco mayor que yo, y era muy peleador. ¡Siempre me estaba golpeando! Un día me paré sobre mis piernecitas y lo miré directamente a los ojos, y le dije (aunque mi vocabulario no era muy amplio en ese entonces): “Si me golpeas, yo te golpearé a ti.” Y eso fue antes de que yo supiera qué quería decir “gol pear”.

 

Sabes, todos están hablando del amor, pero son sólo palabras. En lo profundo de nuestro corazón decimos:”Si tú me golpeas, yo te golpearé a ti”. ¿Y cuál es el resulta do? Odio. La atmósfera en que vivimos no es una atmósfera de amor. Es una atmósfera de odio. El odio nos rodea por todos lados. El amor es sólo una palabra. Pero la Palabra de Dios dice que el amor “no hace nada indebido”.

¡Oh, volver a la Palabra de Dios! Lo que necesitamos es un fresco bautismo del Espíritu Santo en los corazones del mundo entero. Debemos volver a la Palabra de Dios y practicar sus simples verdades.

Ahora resalta esto: el amor no busca lo suyo (v.5b). Quizá esa es una profunda palabra sobre la capacidad de vaciarse uno mismo que da el amor. El amor siempre piensa en el otro. Hoy, naturalmente, todo se basa en: “¿Qué consigo yo de esto? ¿Qué hay para mí? ¿Qué re cibo a cambio?”

Algunas veces creo que si después de todos estos años papá pudiera volver a la carne, querría volver a morirse enseguida, porque la vida de hoy es tan diferente de lo que era cuando él era joven…

Cuando era joven, mi padre era granjero. Y recuerdo que lo escuchaba contar cuando esos buenos granjeros de Misuri se reunían (para ayudarse unos a otros). No tenían las maquinarias modernas que hay ahora, pero iban a la casa (de alguien) y las mujeres cocinaban (hacían tortas, bizcochos, cocinaban la carne). En esa época no se compraba el pan en la panadería. Horneaban literal mente docenas y docenas de panes, y los hombres traba jaban afuera.

Todos los vecinos se reunían. Nadie decía: “Bueno, Joe, ¿cuánto me pagarás? Quiero tanto por hora, y trabajaré sólo durante tantas horas.” En esa época nadie le pagaba a un vecino para que vi niera a ayudarlo a levantar la cosecha. No era cuestión de:”Trabajé cinco horas”, o “Trabajé seis horas”. Apenas salía el sol, los vecinos estaban ahí, y trabajaban hasta el anochecer, y nadie se quejaba; nadie decía ni una palabra. Si un vecino estaba enfermo… bueno, yo he visto a mi madre dejar de lavar la ropa un lunes por la tarde (y eso era casi el mayor sacrificio que mi madre podía hacer, porque lavar era lo más importante en su vida. Los lunes, mamá se dedicaba a lavar). He visto a mi madre dejar de lavar cuando alguien venía y le decía: “Señora Kuhlman, Sofía está enferma. ¿Podría venir enseguida?”

y supe que mi madre se quedaba toda la noche, quizá todo el día siguiente también. Nosotros nos las arreglá bamos lo mejor que podíamos sin mamá, quizá por un par de días, y ella volvía a casa habiendo dormido muy poco, porque una vecina estaba enferma.

¿Hacemos eso ahora? Pero, claro, pensamos que somos una generación de gente inteligente, y constantemente hablamos de amor. Pero nunca hubo una generación o una época en que hubiera tanto odio como en la actuali dad.

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  1. maximo ernesto

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