¿«Debo seguir esperando la restauración»?
Imagen por Shawn Harquail
En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:
«[Hace dos años mi esposa se fue a vivir a otro país. Allá conoció a un joven con quien tuvo una relación sentimental. Ella me confesó su traición, y yo la perdoné, pero le perdí la confianza.] Ahora se quiere divorciar de mí por ese hombre.
»Yo no quiero que nuestro matrimonio se acabe, ya que la amo y creo que Dios puede restaurar nuestro matrimonio…. Pero, mientras tanto, estoy sufriendo mucho y quiero saber si debo seguir esperando la restauración…. Siento que ella aún me ama, pero no como antes.»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimado amigo:
»¡Sentimos mucho lo que le ha pasado! Usted perdonó a su esposa, sólo para enterarse de que ella aún quiere divorciarse.
»Suponemos, por lo que usted dice, que no le ha sido infiel a su esposa ni que la ha maltratado de manera alguna. Así que el que ella lo haya abandonado no se debe a nada que usted haya hecho. Es más, al parecer usted ha seguido haciendo todo lo posible por salvar su matrimonio.
»Usted dice que cree que Dios puede restaurar su matrimonio. Estamos de acuerdo, y creemos además que a veces Dios responde a nuestras oraciones de manera milagrosa.
»Sería bueno si pudiéramos citarle un pasaje de la Biblia que le asegurara que su esposa volverá a su lado, pero no hay ninguno que haga semejante promesa. Eso se debe a que Dios no va a obligarla a que haga algo que ella no quiera hacer. Ella, al igual que todos los demás, tiene lo que se llama “libre albedrío”. Eso significa que ella tiene la opción y el derecho de rechazar a Dios aun cuando Él esté queriendo ayudarle a modo de respuesta a las oraciones que usted esté haciendo.
»También quisiéramos que hubiera un pasaje bíblico que lo guiara en cuanto a qué hacer a estas alturas. El principio bíblico que se aplica a su caso es que usted tiene el derecho de divorciarse de su esposa debido a que ella le ha sido infiel. Pero, aunque tenga ese derecho, eso no quiere decir que la mejor opción sea ejercerlo.
»La ventaja de tener una estrecha relación con Dios es que, así como uno le habla a Él cuando ora, también Él le habla a uno. Probablemente no sea en una voz audible, pero cuando usted ore y le pida que le muestre qué hacer, Él guiará sus pasos y dejará en claro si debe oponerse al divorcio y seguir esperando, o si ya es tiempo de tomar un rumbo diferente.
»Los que hemos reconocido a Jesucristo, el Hijo de Dios, como nuestro Salvador, y lo seguimos fielmente, sabemos que tenemos una gran ventaja. Es que nosotros no podemos más que suponer lo que es mejor y esperar que suceda, mientras que Dios sí sabe en definitiva lo que más nos conviene. Y Él está más que dispuesto a revelárnoslo cuando le hablamos y luego le escuchamos en oración.»
Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 656.
Carlos Rey
Un Mensaje a la Conciencia
www.conciencia.net