EL ARREPENTIMIENTO IMPOSIBLE

El arrepentimiento imposible

Cuando la tierra bebe la lluvia que con frecuencia cae sobre ella, y produce una buena cosecha para los que la cultivan, recibe bendición de Dios. En cambio, cuando produce espinos y cardos, no vale nada; está a punto de ser maldecida, y acabará por ser quemada (Hebreos 6: 7, 8).

EL PECADO IMPERDONABLE, también llamado pecado contra el Es­píritu Santo, no es una acción contra el Espíritu, sino una serie de ac­ciones que consiste en un rechazo constante del llamado que él hace a la conciencia; como es el desprecio del esfuerzo divino para despertar la conciencia de una persona y llamarla al arrepentimiento, no tiene perdón. Es, en realidad, una ofensa contra Dios, pero que se asocia con su Espíritu, porque es este el que guía y conduce a la salvación.
En la Epístola a los Hebreos encontramos que este mismo pecado se menciona de un modo diferente, pero que nos puede ayudar a entender un poco mejor sus implicaciones: «Es imposible que renueven su arrepentimiento aquellos que han sido una vez iluminados, que han saboreado el don celestial, que han tenido parte en el Espíritu Santo y que han experimentado la buena pala­bra de Dios y los poderes del mundo venidero, y después de todo esto se han apartado» (Heb. 6: 4-6).
Aquí, el autor de Hebreos trata con un pecado del cual no hay arrepen­timiento. Es similar al anterior en el sentido que quienes lo experimentan no sienten arrepentimiento. Pero se diferencian en que, en el primero, se rechaza al Espíritu que llama al arrepentimiento; en este se rechaza al Espíritu des­pués de haber sido guiado al arrepentimiento. Es decir, este caso es un asun­to de apostasía. La persona fue iluminada por el Espíritu Santo, saboreó el don celestial, fue guiada por el Espíritu de Dios, estudió y experimentó el poder de la Palabra de Dios y gozó los poderes del mundo venidero, pero después se apartó. Al hacer esto, crucificó de nuevo a Cristo, y lo expuso a la vergüen­za pública. De acuerdo al texto, es imposible que los tales se arrepientan. Por lo tanto, tampoco hay perdón.

Que Dios te bendiga, oramos por ti!

Marzo, 23 2010

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