En control para bendecir
Nunca más vuelvas a dar fruto, esa fue la frase que el Señor Jesús lanzó cuando maldijo a la higuera porque no tenía fruto (Mateo 21:18-19). Dice la Palabra que al instante se secó y sus discípulo se asombraron en gran manera. En ese contexto, el Señor Jesús hablaba de fe a sus discípulos, les estaba enseñando una de las lecciones más importante: tener fe y no dudar. Pero, ¿qué tan terrible puede ser lanzar una palabra para maldecir? A diario nos encontramos con situaciones en las que creyentes y no creyentes prestan su boca para maldecir, obviando el poder tan tremendo que hay detrás de las palabras. Cuando todo fue creado, lo único que hizo Dios fue lanzar la palabra y fue hecho, ¿entiendes ahora la magnitud del poder la palabra?. Hay un gran poder cada vez que lanzamos una palabra, es decir en tu lengua yace un poder capaz de hacer grandes cosas para la Gloria de Dios o para hacer cosas terribles.
Mira lo que Las Escrituras nos enseñan acerca de este tema en este día:
“La lengua puede traer vida o muerte; los que hablan mucho cosecharán las consecuencias” (Proverbios 18:21 NTV). Así como podemos elegir creer o no creer, también podemos decidir si bendecir o maldecir a nuestro prójimo, hay poder en lo que decimos. Muchas veces maldecimos sin ser conscientes de ello, por ejemplo: cuando alguien nos hace daño es común escuchar la expresión, “ojalá le vaya mal”, ¿no es así? En esa sencilla declaración usted está maldiciendo, además está atando a alguien con sus palabras y eso es todo lo que el enemigo necesita para hacer como quiere, escuchar la palabra para actuar. Aún padres maldicen a sus hijos y los atan a las palabras y no son conscientes del daño que, a largo plazo, están haciendo en el corazón de sus hijos, por ejemplo cuando el padre le dice al hijo: eres un bueno para nada.
Hay una gran lección que el Señor desea que aprendamos luego de haber leído esta pequeña porción de la Palabra: los que hablan mucho cosecharán consecuencias y ¿sabes por qué? Porque una persona que habla mucho no es presta a escuchar a los demás, no es tarda para hablar, sino que se deja llevar de sus impulsos emocionales y maldice incontrolablemente, entonces ¿en dónde queda el dominio propio?. Jehová Dios nos lo ha regalado para no ser vencidos de lo malo, sino que por el contrario podamos ser de bendición para otros. Cuando le permites a tu lengua tener el control de tus emociones terminarás diciendo cosas de las cuales te arrepentirás y vendrán consecuencias que debes asumir por tus actos.
La otra parte de la lección que aprenderemos en este día tiene que ver con hacer todo lo contrario, es decir callar. Job 13:5 RVR1960 dice: ojalá callarais por completo, porque esto os fuera sabiduría, ¿leíste bien? Sí, Job dice que callar es de sabios. Entonces, ¿cuál será la recompensa de aquel que refrena su lengua? Veamos qué nos dice el libro de Proverbios 3:13-14 RVR1960, “bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus frutos más que el oro fino”. Hay frutos invaluables en el callar, y no pueden ser comparados con lo que valía la plata en tiempos del Rey Salomón. Espero que este devocional haya hablado tremendamente a tu vida hoy, Dios continue bendiciéndote aún más. No olvides ser de bendición y compartir este mensaje con otras personas más.
Bajo la guía del Espíritu Santo,
Sergio Meza Padilla