No se trata de empezar
Cuando un atleta está en posición de arranque en el punto de partida para iniciar una carrera, por su mente solo pasa un pensamiento: terminar lo que va a empezar. Asimismo, se enfoca en lograr otro objetivo más: ganar. Y es que los pensamientos derrotistas no tienen cabida en su mente, porque son un distractor que le impedirán alcanzar el objetivo que se ha trazado. De igual manera, pasa en el evangelio, podríamos decir que es como una carrera, el Apóstol Pablo en su carta a los Filipenses lo describe así, “avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús” (Filipenses 3:14 NTV). El Apóstol Pablo se ve así mismo como un atleta que tiene su menta en un solo objetivo, llegar al final de la carrera, infortunadamente en el evangelio, muchos creyentes no tienen los ojos puestos en la meta, el premio celestial al cual Dios nos llama. Toda carrera implica un premio y el evangelio no puede ser la excepción.
El problema con el evangelio es que, “muchos son los llamados, pero pocos los elegidos” (Mateo 22:14 NTV), ¿qué quiere decir esto? Que muchos empezarán contigo la carrera, pero en la medida que vayamos avanzando hacia el llamamiento, muchos desistirán, otros permitirán que los pensamientos distractores les desenfoquen de lo que realmente es importantes. Es por ello que, podemos ver personas llegando y saliendo de las iglesias cada año. Sin embargo, el objetivo de esta reflexión no es criticar este aspecto, sino, por el contrario, ejemplificar una situación que vive la iglesia. El Señor Jesús nos dice, “en este mundo van a sufrir, pero anímense” (Juan 16:33 NTV) porque conoce exactamente la situación del hombre y nos invita a cobrar ánimo y ¿sabes por qué? Porque un creyente presa del desánimo no puede lograr nada. El sufrimiento es un distractor que nos puede llevar a tomar malas decisiones, así como el pueblo de Israel cuando estuvo en el desierto y le dijo a Moisés que en Egipto estaban mejor, así también piensan muchos que abandonan la carrera, creen que sin Cristo les va a ir mejor, cuando Su Palabra nos enseña: “separados de mí, no pueden hacer nada” (Juan 15:5 (NTV). Apartados de Cristo TODO será más difícil.
Muchos pueden empezar la carrera, pero pocos podrán terminarla. No se trata de empezar, sino de permanecer firmes hasta el final de la misma. Algo que me llama profundamente la atención es que el Apóstol Pablo era consciente de esta situación y a los Gálatas les dice, “ustedes corrían muy bien la carrera. ¿Quién les impidió seguir la verdad?” (Gálatas 5:7 NTV), lo que quiere decir que, por momentos, muchos van a aparentar correr bien, pero después llegarán situaciones que les harán desisitir y apartarse. La carrera del evangelio no es fácil y, como toda carrera de atletismo, tendrá obstáculos, los cuales no están allí para detenerte, sino pra recordarte que, para alcanzar la meta, debes esforzarte y entregarlo todo, así como el Señor Jesús entregó TODO por ti en la cruz. Espero que este devocional haya hablado a tu vida y que el efecto por el cual esta Palabra ha sido enviada se haya cumplido. Si ha sido de bendición para tu vida, te reto a que compartas. Dios te bendiga rica y sobreabundantemente.
Bajo la guía del Espíritu Santo,
Sergio Meza Padilla.