Reina después de muerta

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Imagen por geoftheref

(2o. domingo de febrero: Día Mundial del Matrimonio)

«Hace más de 650 años se produjo un episodio en la historia que conmocionó al mundo —cuenta el escritor español Iván Fernández Amil en el Diario Quincemil—. Ésta es la historia de un rey que amó a su reina más allá de la muerte y que convirtió a una gallega en la única reina póstuma del mundo.

»Inés de Castro… era de una noble familia gallega emparentada con los primeros reyes de Castilla…. En 1339, Inés [llegó] a Portugal para servir como dama de compañía a Constanza de Castilla, prima suya y futura esposa de Pedro I, hijo de Alfonso IV, rey de Portugal. Pero… Pedro se enamoró perdidamente de Inés, a pesar de estar casado con Constanza….

»En 1344, Alfonso IV, padre de Pedro, [intentó] alejar a los amantes y [envió] a Inés a Alburquerque, Badajoz. Pero la distancia… hizo que su amor fuera aún más intenso.

»En 1349, Constanza murió tras dar a luz…. Pedro aprovechó para mandar llamar a Inés en contra de la orden de su padre [y] se [instalaron] en Coimbra para vivir juntos en el Monasterio de Santa Clara…. [Dos años después solicitaron] al Papa la dispensa para casarse, ya que eran primos… [pero] la Corte Papal rechazaría su petición.

»El Rey Alfonso temía que, si Inés se convertía en reina, pudiese ser peligroso para la Corona y Portugal, así que el 7 de enero de 1355… [decretó] la ejecución de la gallega…. La muerte de su amada provocó que el príncipe Pedro iniciara una revuelta que sumió durante dos años a Portugal en una guerra civil, hasta que el rey Alfonso IV [falleció] y el príncipe se [convirtió] en rey de Portugal, Pedro I.

»… [Luego de] ajusticiar a los asesinos de su amada…. Pedro [proclamó] su matrimonio secreto como válido ante las Cortes y [coronó] a Doña Inés como reina de Portugal. Y es a partir de aquí donde se mezclan la tradición, la realidad y la leyenda.

»Pedro [ordenó] construir un monumento fúnebre digno de su reina, en el Monasterio de Alcobaça. Cuando [estuvo] acabado, [exhumó] el cadáver de Inés, enterrado hasta entonces en Coimbra, y con gran pomposidad lo [hizo] trasladar hasta Alcobaça, para coronarla como ella se merecía. La [sentó] en el trono, la [engalanó] con las vestiduras reales y [obligó], bajo pena de muerte, a todos los nobles y cortesanos a que [rindieran] los honores debidos, besando su mano momificada, a Inés reina de Portugal. Era 1361.

»Tras la ceremonia de coronación se realizaron los suntuosos funerales de Inés, depositando su cuerpo en Alcobaça, en una tumba de mármol blanco con una estatua coronada… cerca de la cual hizo erigir Pedro su propia sepultura. No quería volver a estar lejos de su amada.»1

Para los que somos esposos, aunque no podamos hacer de nuestra esposa la reina de nuestro país, sí podemos tratarla como la reina de nuestro hogar, como realmente se merece. Determinemos acompañarla en las buenas y en las malas todos los días de nuestra vida como tierno objeto de nuestro amor y devoción.

Carlos Rey
Un Mensaje a la Conciencia
www.conciencia.net


1Iván Fernández Amil, «Inés de Castro, la gallega reina cadáver de Portugal», 22 diciembre 2019 <https://www.elespanol.com/quincemil/articulos/ cultura/ines-de-castro-la-gallega-reina-cadaver-de-portugal> En línea 17 agosto 2022.

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