¿Vida o muerte? ¿Bendición o maldición?

 

“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición, escoge pues la vida para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo Su voz, siguiéndole a Él, porque Él es vida para ti y prolongación de tus días” (Deuteronomio 30:19-20 RVR1960).

El capítulo 30 del último libro del Pentateuco habla sobre las condiciones para la restauración y la bendición que Dios había prometido al pueblo de Israel y estas cosas ordenó Jehová Dios a Moisés para que se las manifestara al pueblo, pues ya sus días estaban terminando y antes de su muerte él hizo todas esas cosas que el Señor le había encargado. Dios sabía que, el pueblo de Israel se iba a poner en su contra y envió a Moisés para advertirles de estas cosas, pues el Señor sabía que cuando Moisés muriera, ellos se apartarían de Él. Si te das cuenta, aquí el Señor nos pone a escoger entre dos cosas, vida o muerte; bendición o maldición, ¿cierto? No obstante, su deseo es que podamos escoger la vida y la bendición, pero ¿por qué? Para que te apoderes de una promesa que no solo será para ti, sino también para los tuyos: para que vivas tú y toda tu descendencia. Sí, así como lo leíste, esta promesa abarca tus hijos, los hijos de tus hijos, y los hijos de ellos y así sucesivamente. La promesa de vida que el Señor hace en esta promesa no hace referencia a aquí en la tierra, sino a la que ha preparado de antemano en el Reino de los cielos, es decir a la vida eterna.

Cabe anotar que, hay decisiones que tomamos que conllevan a que cosas malas nos sucedan y pasan porque nos apartamos de Dios y es obvio que Él también se aleje, pues terminamos haciendo cosas que le entristecen, cosas que no le agradan, en otras palabras porque terminamos pecando. Dios nos ama tanto que permite que escojamos qué camino seguir, si el camino de la vida o el de la muerte; no nos obliga a nada, pacientemente espera a que nos volvamos a Él y le busquemos tal cual nos enseña la Palabra, y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29:13 RVR1960). No olvides que, Él permite que estas cosas sucedan porque todo tiene un propósito: sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman (Romanos 8:28 DHH). Quizá lo malo que te está pasando hoy no es producto de que Dios no está contigo, sino de que tú no estás con él, pues en algún momento escogiste mal y decidiste tomar tus propias decisiones.

Cuando decidimos reconciliarnos con el Señor y servirle de todo corazón, Él abre los cielos para bendecirnos. El regalo de la vida lo recibimos cuando aceptamos a Jesús y le reconocemos como nuestro único y suficiente salvador. No obstante, Deuteronomio capítulo 20 nos da tres condiciones para recibir esa vida eterna y las bendiciones que Dios ya preparó de antemano, esas condiciones son las siguientes: Primero, amar a Jehová tu Dios. Es decir, no tener otros dioses, y fue de las peores que hizo el pueblo de Israel, pues “hay un solo Dios” (1 Timoteo 2:5 RVR1960) y es justamente Él. Segundo, atender su voz. En otras palabras debemos ser obedientes y cuando Dios nos hable, sin cuestionarle, hacer lo que pide, porque la Palabra nos enseña que Él conoce los planes que tiene para nosotros. La desobediencia trae muchas maldiciones, no bendiciones. Tercero, seguirle. Cuando tenemos a alguien enfrente de nosotros y le seguimos adonde vaya es el más claro ejemplo de seguirle, confía Sus caminos son de vida, no hay forma de equivocarse. Dios te bendiga poderosamente hoy y siempre, no olvides ser de bendición para otras personas, comparte. Feliz y bendecido fin de semana.

Bajo la guía del Espíritu Santo,

Sergio Meza Padilla

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