Violada por su padrastro
Imagen por Daniel Sallai
En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos:
«Cuando apenas tenía catorce años de edad, mi padrastro alcoholizaba a mi madre y luego iba a mi habitación a tocarme y a proponerme cosas ilícitas. Debido a esto, me casé a esa misma edad. Ya tengo veinticinco años, y aún le guardo [a mi padrastro] el mismo odio que el primer día. ¿Qué puedo hacer?»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimada amiga:
»¡Cuánto sentimos que su padrastro la haya violado de ese modo! Lamentablemente hay muchas madres que consciente o inconscientemente facilitan el abuso sexual de sus hijas adolescentes. Cuando su mamá se casó con su padrastro, es probable que ella jamás hubiera creído que él fuera a abusar de usted sexualmente, y por eso ella no tomó ninguna medida para protegerla. Hay casos en que, a pesar de que las madres se enteran de que sus hijas son víctimas de semejante abuso, no hacen nada para protegerlas. Esas madres son tan culpables como lo son los hombres abusadores.
»Usted no dice si le contó a alguien acerca de aquel abuso. Vamos a suponer que su padrastro la amenazó con algo, de modo que usted nunca reveló ese sucio secreto. O tal vez usted no se lo haya contado a su mamá porque pensó que ella no sabría qué hacer al respecto.
»[En todo caso,]… ese odio en realidad no lo castiga a él en absoluto. Al contrario, la castiga a usted. Sus pensamientos rencorosos han producido cambios en las sustancias químicas de su cerebro, y esas sustancias producen más pensamientos rencorosos. Es un círculo vicioso que no deja de girar y girar.
»Además, esas sustancias negativas son dañinas para su cerebro y su cuerpo en general. Pueden causar ansiedad, depresión, aumento de peso y enfermedad crónica. Tanto su cuerpo como su mente están sufriendo las consecuencias de ese odio….
»De cualquier manera, para su propio bienestar, usted debe perdonarlo. Eso no quiere decir que tenga que verlo o decirle nada. Más bien, puede perdonarlo mediante la oración. Dígale a Dios que usted opta por perdonar a pesar de que ese hombre no merece el perdón. Permita que Dios tenga la responsabilidad de castigarlo. Cada vez que piense en su padrastro, diga: “He decidido perdonarlo y dejar que Dios se encargue de él.”
»Jesucristo enseñó que debemos perdonar a otros si queremos que nuestros pecados sean perdonados.1 El pecado de su padrastro sin duda le parece mucho más perverso que los pecados que usted haya cometido, de modo que bien pudiera sentir que no es justo tener que perdonarlo. Pero le reiteramos que Dios es quien sabe, comprende, castiga y perdona. Él está dispuesto a encargarse del asunto.
»No será fácil, pero usted puede lograrlo!»
Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, se puede leer si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 571.
Carlos Rey
Un Mensaje a la Conciencia
www.conciencia.net
1 | Mt 6:15 |