EL PADRE CORRIGE SUS HIJOS

Yo reprendo y disciplino a todos los que amo.

Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor  y no te des por vencido cuando te corrija. Pues el Señor disciplina a los que ama   y castiga a todo el que recibe como hijo.

   

Porque él hiere, pero venda la herida; golpea, pero trae alivio.

Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo.


Te he probado en el horno de la aflicción.

El Señor nos hiere y nos aflige, pero no porque sea de su agrado.

No nos trata conforme a nuestros pecados ni nos paga según nuestras maldades. Tan grande es su amor por los que le temen como alto es el cielo sobre la tierra. Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente. Tan compasivo es el Señor con los que le temen  como lo es un padre con sus hijos.  Él conoce nuestra condición;  sabe que somos de barro.

Ap:19   Heb.12:5,6   Pr.3:12   Job.5:18   I P.5:6   Is.48:10   Lam.3:33   Sal.103:10-14

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