NO ME OLVIDARE DE TI

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¿Hasta cuándo, oh Señor? ¿Me olvidarás para siempre?
         ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro?

 

Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación.

Pero Sion dijo: El SEÑOR me ha abandonado, el Señor se ha olvidado de mí.

¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas?
Aunque ellas se olvidaran, yo no te olvidaré.

No me olvidaré de ti.

He disipado como una densa nube tus transgresiones, y como espesa niebla tus pecados.

 Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que Lázaro estaba enfermo, entonces se quedó dos días más en el lugar donde estaba.

Y he aquí, una mujer, comenzó a gritar, diciendo: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí;    Pero El no le respondió palabra.

La prueba de vuestra fe, más preciosa que el oro que perece.

 

Sal. 13:1   Stg. 1:17   Is. 49:14,15;  44:21,22   Jn. 11;5,6   Mt. 15:22,23   I P. 1:7

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