PODEROSO ES DIOS
Los torrentes alzan sus batientes olas.
Más que el fragor de muchas aguas, más que las poderosas olas del mar, es poderoso el Señor en las alturas.
Oh Señor, Dios de los ejércitos, ¿quién como tú, poderoso Señor? Tu fidelidad también te rodea. Tú dominas la soberbia del mar; cuando sus olas se levantan, tú las calmas.
¿No me teméis?–declara el Señor. ¿No tembláis delante de mí, que puse la arena como frontera del mar, límite perpetuo que no traspasará?
Aunque se agiten las olas, no prevalecerán; aunque rujan, no pasarán sobre ella.
Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo, y si por los ríos, no te anegarán; cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama te abrasará.
Y descendiendo Pedro de la barca, caminó sobre las aguas, y fue hacia Jesús. Pero viendo la fuerza del viento tuvo miedo, y empezando a hundirse gritó, diciendo: ¡Señor, sálvame! Y al instante Jesús, extendiendo la mano, lo sostuvo y le dijo*: Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?
El día en que temo, yo en ti confío.
Sal. 93:3; 4; 89:8,9 Jer. 5:22 Is. 43:2 Mt. 14:29-31 Sal.56:3