TENEMOS ACCESO AL PADRE

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Siempre me oyes.

Jesús alzó los ojos a lo alto, y dijo: Padre, te doy gracias porque me has oído.

Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Y le he glorificado, y de nuevo le glorificaré.

 “He aquí yo he venido para hacer, oh Dios, tu voluntad.”

Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.

En esto se perfecciona el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio, pues como El es, así somos también nosotros en este mundo.

Y esta es la confianza que tenemos delante de El, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, El nos oye.

Todo lo que pidamos lo recibimos de El, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de El.

Sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que es remunerador de los que le buscan.

 Vive perpetuamente para interceder por ellos.

Y si alguno peca, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.

Jn. 11:42; 41;  12:28   Heb. 10:7   Lc. 22:42   I Jn. 4:17;  5:14;  3:22   Heb. 11:6   I Jn. 2:1

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