Hágase tu voluntad,
         así en la tierra como en el cielo.

Bendecid al SEÑOR, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutáis su mandato, obedeciendo la voz de su palabra. Bendecid al SEÑOR, vosotros todos sus ejércitos, que le servís haciendo su voluntad.

He descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

Me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío; tu ley está dentro de mi corazón.

Padre mío, si ésta no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad.

No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

No son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los que cumplen la ley, ésos serán justificados.

Si sabéis esto, seréis felices si lo practicáis.

A aquel, pues, que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado.

No os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente.

  Mt.6:10   Sal.103:20,21   Jn.6:38   Sal.40:8   Mt.26:42   Mt.7:21   Ro.2:13   Jn.13:17   Stg.4:17   Ro.12:2