OTRO CONSOLADOR

 

 

 

Yo rogaré al Padre, y El os dará otro Consolador, el Espíritu de verdad.

 Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré.

El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.

Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que habéis recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!

Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles;

El Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.

La esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado.

En esto sabemos que permanecemos en El y El en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu.

Jn. 14:16,17; 16:7   Ro.8:16, 15,26; 15:13;  5:5   I Jn.4:13

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