LA SANGRE DE JESUS

 

             

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 La sangre rociada, que habla con más fuerza que la de Abel.

Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!

El Cordero que fue sacrificado desde la creación del mundo.

Es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados. Por eso, al entrar en el mundo, Cristo dijo: A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas;  en su lugar, me preparaste un cuerpo;  Y en virtud de esa voluntad somos santificados mediante el sacrificio del cuerpo de Jesucristo, ofrecido una vez y para siempre.

Abel … presentó al Señor… los primogénitos con su grasa. Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda.

Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios.

Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua pura.

Así que, hermanos, mediante la sangre de Jesús, tenemos plena libertad para entrar en el Lugar Santísimo,

Heb.12:24   Jn.1:29   Ap. 13:8   Heb.10:4,5,10   Gen. 4:4   Ef.5:2   Heb.10:22,19

 

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