PARA DESTRUIR LAS OBRAS DEL MALIGNO

 

El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo.

Nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, El igualmente participó también de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo.

Y habiendo despojado a los poderes y autoridades, hizo de ellos un espectáculo público, triunfando sobre ellos por medio de El.

Y oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque el acusador de nuestros hermanos, el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche, ha sido arrojado.

Ellos lo vencieron por medio de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de ellos, y no amaron sus vidas, llegando hasta sufrir la muerte.

A Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

  

I Jn. 3:8   Ef.6:12   He 12:14   Col.2:15   Ap.12:10,11   I Co.15:57

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  1. fabricio lovo

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