COMO OVEJAS…

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Todos nosotros nos descarriamos como ovejas.

Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros.

No hay justo, ni aún uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios; todos se han desviado, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siguiera uno.

Pues vosotros andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Guardián de vuestras almas.

Me he descarriado como oveja perdida; busca a tu siervo, porque no me olvido de tus mandamientos.

El restaura mi alma; me guía por senderos de justicia por amor de su nombre.

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano.  

¿Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la que está perdida hasta que la halla?

Is. 53:6   I Jn. 1:8   Ro. 3:10-12   I P. 2:25   Sal. 119:176;  23:3   Jn. 10:27,28   Lc. 15:4

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