Ocasiones de caer

Cuando medito, me pregunto, ¿por qué caen los cristianos? ¿A qué se debe la caída? ¿Por qué una persona que está firme cae?. Y es que últimamente, he visto cómo personas allegadas a mí han caído víctimas de las acechanzas del enemigo y es cuando más recapacito en aquel pasaje que dice “para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Corintios 2:11 – RVR1960). Quizá una razón, en este sinnúmero de posibles razones, es que al caer se ignora que el diablo desea verte caído y destruido, desea verte en el mismo fango de donde un día te sacó Jehová Dios.

Sin importar la razón, el creyente siempre debe siempre recordar lo que nos enseña la Palabra de Dios, esa advertencia de Juan 10:10, “el ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir”. Y en ese mismo orden de ideas es que empieza su trabajo. Inicialmente, el enemigo te roba la Palabra que ha sido sembrada en tu corazón y junto con ella la fe. Y el segundo paso es es literalmente matarte para destruir la obra que Dios empezó, ese es su objetivo, es por ello que, no podemos ignorar sus maquinaciones.

Pero, ¿qué más me enseña la Palabra de Dios al respecto? Entonces me tropecé con este pasaje:

“Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” – (1 Corintios 10:12).

Como creyentes, no podemos engañarnos a nosotros mismos ni a Dios, ya que Él no puede ser burlado (Gálatas 6:7 – RVR1960) y este es probablemente el punto de partida de una caída: LA HIPOCRESÍA. Según el DRAE, la palabra hipocresía se define como: fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan. Así empieza todo, cuando el creyente finge, cuando pretende ser algo que no es. Cuando intentamos mostrar una cara en público, pero en lo secreto Dios conoce nuestra condición de sepulcros blanqueados. La hipocresía empieza con una puerta abierta: la falta de comunión con Dios y la falta de la lectura de la Palabra. No olvides, la fe viene por el ir la Palabra de Dios (Romanos 10:17 – RVR1960).

Tampoco podemos olvidar que nunca vamos a caer. Durante el caminar con el Señor, cualquiera puede caer, sin embargo debemos estar en comunión constante para evitar caer. La única forma de evitar ese momento es PERSEVERANDO. Cuando damos por hecho todo, es cuando más errores cometemos. Dentro de las varias acepciones del DRAE de la palabra perseverar, esta fue la que más me llamó la atención: durar permanentemente. Dos elementos nos ayudan a estar anclados al evangelio son: la Palabra y la fe. Cuando una de ellas no es quitada, la otra desaparece inmediatamente. Para permanecer debemos hacer lo que la Palabra nos enseña en Colosenses 4:2 – RVR1960, “perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias”. Esa es la puerta que debemos evitar abrir en cualquier momento. Nuestro enemigo es un ser espiritual y tiene delegados observándonos en todo momento, no olvides lo que la Biblia nos advierte: “vuestro adversario anda como león rugiente buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8 – RVR1960). El diablo sabe si has perdido tu lugar de intimidad, es por eso que vienen los ataques, pues él sabe cuándo y en qué momento estás débil.

Vale la pena preguntarse una y otra vez: ¿crees estar firme?. Habrá momentos de pruebas difíciles, vendrán igualmente momentos de desánimo, aún así debemos permanecer fieles sin importar las adversidades, recordando cada Palabra sembrada en nuestro corazón y cada promesa que Jehová Dios nos ha hecho. Cuando el Señor Jesús supo que el diablo había pedido permiso para zarandear al Apóstol Pedro solo le dio este consejo: QUE TU FE NO TE FALTE (Lucas 22:32 – RVR1960). Si empiezas a notar una falte de fe y de desesperanza, ALERTA, has empezado a dudar y dejaste de creer, ya abriste una puerta.

Hay ocasiones de caer, no podemos evitarlo. Lo que sí podemos evitar es la falta de comunión, perseverando en la oración, ¿cierto?. Si hoy tienes un hermano de la fe que atraviesa por un desierto y se ha apartado del camino, mi mejor consejo es que sigas orando por él (Santiago 5:16 – RVR1960), así como lo enseña la Biblia. No le juzgues, recuerda que el trabajo del cuerpo de Cristo no es juzgar, es RESTAURAR. El diablo es el acusador, nuestra tarea es otra. No pierdas la fe por ese amigo, pues Jehová Dios hasta ahora no la ha perdido. Declara lo que dice la Palabra de Dios, “aquel que empezó la buena, la perfeccionará” (Filipenses 1:6 – RVR1960) porque la palabra que sale de tu boca tiene poder.

Comparte hoy más que nunca este mensaje, pues el enemigo en esta época decembrina siempre quiere llevarse a varios por el camino. Sé de bendición para otros. Dios te bendiga sobreabundantemente hoy, mañana y siempre.

Bajo la guía del Espíritu Santo,

Sergio Meza Padilla

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