ACÉRCATE A DIOS
Estar cerca de Dios es mi bien.
Oh Señor, yo amo la habitación de tu casa, y el lugar donde habita tu gloria.
Mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Prefiero estar en el umbral de la casa de mi Dios que morar en las tiendas de impiedad.
Cuán bienaventurado es el que tú escoges, y acercas a ti, para que more en tus atrios. Seremos saciados con el bien de tu casa, tu santo templo.
Bueno es el Señor para los que en Él esperan, para el alma que le busca.
El Señor espera para tener piedad de vosotros, y por eso se levantará para tener compasión de vosotros.
El Señor es un Dios de justicia; ¡cuán bienaventurados son todos los que en Él esperan!
Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús, por un camino nuevo y vivo que Él inauguró para nosotros por medio del velo, es decir, su carne, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura.
Sal. 73:28; 26:8; 84:10; 65:4 Lam. 3:25 Is. 30:18 Heb. 10:19,20,22