EXAMINAME, OH DIOS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hagamos un examen de conciencia
y volvamos al camino del Señor

Examíname, Señor; ¡ponme a prueba! purifica mis entrañas y mi corazón.

Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo; en lo secreto me has enseñado sabiduría.

Me he puesto a pensar en mis caminos, y he orientado mis pasos hacia tus estatutos. Me doy prisa, no tardo nada para cumplir tus mandamientos.

Así que cada uno debe examinarse a sí mismo antes de comer el pan y beber de la copa.

Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad.

 

Tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo.

Así que, hermanos, mediante la sangre de Jesús, tenemos plena libertad para entrar en el Lugar Santísimo, por el camino nuevo y vivo que él nos ha abierto a través de la cortina, es decir, a través de su cuerpo; y tenemos además un gran sacerdote al frente de la familia de Dios. Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua pura.

Lam. 3:40   Sal.26:2;  51:6; 119:59,60   I Co. 11:28   I Jn.1:9; 2:1   Heb.10:19-22

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