HALLADO SIN MANCHA
Señor, pon guarda a mi boca;
vigila la puerta de mis labios.
Señor, si tú tuvieras en cuenta las iniquidades, ¿quién, oh Señor, podría permanecer?
No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre.
Hay quien habla sin tino como golpes de espada, pero la lengua de los sabios sana.
El hombre perverso provoca contiendas, y el chismoso separa a los mejores amigos.
Ningún hombre puede domar la lengua; es un mal turbulento y lleno de veneno mortal.
De la misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.
Pero ahora desechad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, maledicencia, lenguaje soez de vuestra boca.
No mintáis los unos a los otros, puesto que habéis desechado al viejo hombre con sus malos hábitos.
Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; es decir, que os abstengáis de inmoralidad sexual.
En su boca no fue hallado engaño; están sin mancha
Sal. 141:3; 130:3; Mt. 15:11 Pr. 16:28; 12:18,19 Stg. 3:8,10 Col. 3:8,9 I Ts. 4:3 Ap. 14:5