VELAD Y ORAD
¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que se pongan en marcha.
Esfuérzate, y mostrémonos valientes por amor a nuestro pueblo y por amor a las ciudades de nuestro Dios; y que el Señor haga lo que le parezca bien.
Entonces oramos a nuestro Dios, y para defendernos montamos guardia contra ellos de día y de noche.
No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Si alguien quiere hacer su voluntad, sabrá si mi enseñanza es de Dios o si hablo de mí mismo. Conozcamos, pues, esforcémonos por conocer al Señor.
Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.
Estad alerta, permaneced firmes en la fe, portaos varonilmente, sed fuertes.
No seáis perezosos en lo que requiere diligencia; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor, fortaleced las manos débiles y afianzad las rodillas vacilantes. Decid a los de corazón tímido:
Esforzaos, no temáis.
Ex. 14:15 I Cr. 19:13 Ne. 4:9 Mt. 7:21 Jn. 7:17 Os. 6:3 Mt. 26:41 I Co. 16:13 Ro. 12:11 Is. 35:3,4