BUSCAR EL CALOR DEL MUNDO

Buscar el calor del mundo

Y habiendo ellos encendido fuego en medio del patio, se sentaron alrededor; y Pedro se sentó también entre ellos.
Lucas 22: 55

 ¡Increíble! ¿Pedro sentado entre los enemigos? ¿Pedro en medio de los que deseaban la muerte de Jesús? ¿Pedro jugando con los pecadores? ¿Interesado en hacerse pasar por uno de ellos? Parece increíble, pero así es. El que prometió estar dispuesto a morir por su Maestro si fuese necesario, se unió con sus enemigos. El que hizo la declaración: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente», base sobre la cual se edificó la iglesia, negó conocer al Hijo del Dios viviente. El que sacó su espada para atacar a los que prendían a Jesús, ahora actuaba de forma totalmente diferente. Estaba sentado en el lugar equivocado, con las personas equivocadas y haciendo cosas equivocadas. Estaba donde no debería estar. Calentarse con el fuego enemigo fue un paso más hacia el fracaso. Jamás se imaginó Pedro que llegaría hasta semejante coyuntura.
El pecado es un misterio muy difícil, o más bien imposible, de comprender. El enemigo trabaja estratégicamente para llevarnos al fracaso; y no es fácil detectar sus métodos. Todo parece sencillo, simple, incluso inocente; no despierta preocupación. La autosuficiencia se confunde con la valentía y el celo por la verdad. La falta de oración no parece motivo de alarma y de peligro. La ausencia de verdadero compromiso y entrega total a Jesús y su iglesia se justifica en nombre del equilibrio entre la religión, la familia y el trabajo. Hasta suele considerarse como precaución contra el fanatismo. Algo que se ve bien, y que parece normal, puede ser un paso funesto que conduzca a la negación del Señor. Llevarnos a pecar sin darnos cuenta es una especialidad del gran engañador.
«Y Pedro se sentó también entre ellos». ¡Qué advertencia más oportuna para hoy! Ninguno de nosotros tiene nada que buscar en el patio de Caifás. No tenemos nada que hacer entre aquellos que no son de nuestra fe. Ese vacío que sientes, esa tremenda frustración que te abruma, ese resentimiento que te hiere y te lastima, esa debilidad que te agobia, no tienen por qué llevarte a buscar el fuego del mundo para calentarte. Esa necesidad de tener una esposa no debe llevarte a buscar el calor de la inmoralidad sexual. Esa falta de dinero no se resuelve con el calor del fuego de un negocio ilícito.
Levanta tu mirada. Busca a Jesús. Él te abrigará con sus alas, y el frío del pecado desaparecerá.

 Que Dios te bendiga,

 Julio  20 2009

¡Jehová, va a cambiar, tu historia hoy aqui!

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