LA DISCIPLINA DE LA LENGUA
La disciplina de la lengua
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Efesios 4:29
Solemos hablar de la disciplina personal, de la de los hijos, de la eclesiástica…, pero hablamos muy poco de la disciplina de la lengua. Sin embargo, ¡cuánta necesidad tiene el mundo de una disciplina de la lengua! Santiago dijo que una lengua indisciplinada es «un mundo de maldad» (Sant. 3: 6). Nuestra lengua debe ser disciplinada para que no pronuncie palabras falsas, airadas, mentirosas, corrompidas, innecesarias, blasfemas y de juicio y condenación hacia los demás.
En cambio, la lengua también debe ser disciplinada para que pronuncie palabras que edifiquen a los demás y que den gracia a los oyentes, como dice nuestro versículo de hoy. Otra vez cabe consignar aquí las instrucciones que nuestro Señor dio en el Sermón del Monte, que, según todos los cristianos aceptamos, es la ley fundamental del reino de Dios: «Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede» (Mat. 5: 37).
La solemne amonestación de Jesús está en armonía con la literatura sapiencial del Antiguo Testamento. Proverbios 13: 3 afirma: «El que guarda su boca guarda su alma; mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad». Nuestro Señor dijo que todo lo que digamos después de decir «Sí», o «No», ya tiene un mal origen. Y Salomón dice que quien abre mucho sus labios (para hablar, por supuesto) «tendrá calamidad». Por eso, el rey sabio aconsejó: «No dejes que tu boca te haga pecar» (Ecl. 5.6).
No es posible ponderar en exceso la gravedad de hablar demasiado. La persona que habla demasiado se expone a muchos errores, de muchos de los cuales solo se enterará cuando ya sea demasiado tarde. El que habla mucho no se da cuenta de que va dejando una ola de heridas por el camino que transita, y tarde o temprano lo alcanzará la «calamidad».
La persona que disciplina su lengua tiene grandes ventajas. Se librará de muchos problemas ahora y en la eternidad. Uno de los peligros es dañar a las criaturas de Dios. Las palabras descuidadas podrían afectar y dañar a esas personas, que son el proyecto de Dios.
Decide hoy no hablar mal de otros, juzgarlos y condenarlos. Entonces en la comunidad cristiana fluirá el gozo. Muchas cosas buenas ocurrirán en tu relación matrimonial, en la iglesia y en tu lugar de trabajo si disciplinas tu lengua. Si así lo haces, todas tus palabras serán edificantes y llenarán de gracia y de gozo el corazón de todos los que las escuchen.
Que Dios te bendiga,
Septiembre, 17 2009
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Oramos por ti
En realiadad eso es verdadero, pues ya lo sabemos que no debemos de jusgar ni hablar de nadie mucho menos condenar, pues si no controlamos ese miembro chico que se llama LENGUA no podriamos controlar lo que el cuerpo pida y podemos llegar a descontrolarnos como el caballo bronco. Y muchas veces ni cuenta nos damos cuando ya pecamos de nuevo con la lengua, ,o por lo mismo el mismo cuerpo pide cosas que no le convienen. es por eso que debemos mejor, someternos al Espiritu Santo para andar en el y el con nosotros. claro,que los que hemos recibido a Jesus como nuestro unico y suficiente SALVADOR Y REDENTOR, nuestro director, ya que como todos fallamos, pues no somos perfectos solo mi señor. pero mejor es SOMETEOS PUES A DIOS RESISTID AL DIABLO Y HURIA DE VOSOTROS.
GRACIAS A DIOS Y A USTEDES QUE DIOS LES SIGA BENDICIENDO
Estimados hermanos.
Creo de trascendental importancia esta reflexión respecto al uso adecuado de la lengua, debemos además reconcer que la lengua es un miembro muy pequeño, pero que se jacta de grandes cosas, en el libro de los probervios 18:20 y 21, se nos expresa que la muerte y la vida estan en el poder de la lengua, y quien la ama comerá de su fruto.
En el libro de Isaías 50:4 y 5, este tremendo profeta de Dios dice: Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado, despertará mñana tras mañana, despertará mi oido para que oiga como oyen los sabios.
Es mi parecer que antes de pretender saber hablar palabras como las que hablan los sabios, debemos pedir a Dios que nos despierte el oido para oir como oyen los sabios.
Una persona que aprende a escuchar d efora adecuada, de seguro también sabrá manejar la lengua de forma cauta y responsable.
Bendiciones y adelante pueblo de Dios, que vustro galardón en grande en los cielos