Un océano de tinta

Lectura: Efesios 3:18-19

Las palabras del himno «El amor de Dios» captan en cuadros verbales la imponente magnitud del amor divino:

Podríamos con tinta el océano llenar

y fueran los cielos

de pergamino hechos,

fuera una pluma cada tallo en la tierra

y fuera todo hombre de oficio escriba,

para escribir el amor de Dios en lo alto.

El océano seco quedaría,

ni el rollo podría

contenerlo todo

aunque de cielo a cielo

extenderse pudiera.

Esta maravillosa letra hace eco a la respuesta de Pablo al amor de Dios. El apóstol oraba para que los creyentes pudieran «comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento» (Efesios 3:18-19). Al reflexionar en estos versículos acerca del amor de Dios, algunos eruditos bíblicos creen que «anchura» se refiere a su alcance mundial (Juan 3:16), «longitud», a su existencia por todos los siglos (Efesios 3:21); «profundidad», a su profunda sabiduría (Romanos 11:33); y «altura», a su victoria sobre el pecado abriendo el camino al cielo (Efesios 4:8).

Se nos amonesta a apreciar este asombroso amor. Pero al ampliar nuestra conciencia del amor de Dios, pronto nos damos cuenta de que su medida plena se encuentra más allá de nuestro entendimiento. Aun si el océano fuera llenado de tinta, usarla para escribir acerca del amor de Dios lo secaría. —

El amor de Dios no puede explicarse; sólo puede experimentarse.

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