HIJOS DE DIOS

Hijos de Dios

Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús (Gálatas 3: 26).

ADEMÁS DE ESAS BENDICIONES ESPIRITUALES que llegaron con Cristo, hay muchas otras bendiciones que el cristiano goza por el hecho de ser creyente. No son bendiciones que todo el mundo goza nada más por vivir en este mundo, sino que son las que se derivan de una relación de fe con Cristo. Son bendiciones que solo se gozan cuando uno acepta a Cristo como Señor y Salvador. Se disfrutan por el hecho de ser un hijo de Dios.
Ahora, teológicamente hablando, no todos somos hijos de Dios. Aunque en un sentido genérico todos seamos parte de la familia de Dios. Todos descendemos de Adán, que fue hijo de Dios, y en este sentido, todos somos hijos de Dios. Como tales, gozamos muchas cosas que nos da. Para eso, no necesitamos ni siquiera reconocer que Dios nos las da. El Señor dijo: «Su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos» (Mat. 5: 45). Todos comemos los frutos de la tierra y respiramos el aire que Dios proveyó. Todos bebemos el agua refrescante y gozamos de un sinfín de cosas en la naturaleza creada. Son las bendiciones generales que Dios imparte por igual.
Pero hay algunas personas en este mundo que son hijos de Dios de una manera más particular. Escribió el apóstol Juan: «Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios» Juan 1: 12). Esta es una declaración teológica. Quiere decir que únicamente quienes creen y aceptan a Jesús de Nazaret como el enviado de Dios, son hijos suyos. Si una persona no acepta a Cristo, no es hijo de Dios, y no puede gozar las bendiciones particulares que él da a sus hijos.

Más bendiciones del espíritu

Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él (Efesios 1:4).

COMO SERES HUMANOS, gozamos muchas bendiciones que Dios, el Creador, ha esparcido en el mundo. Pero como hijos particulares de Dios, gozamos una serie de bendiciones que solo se disfrutan por medio de Cristo, es decir, de nuestra fe en él. ¿Cuáles son?
No nos referimos a las bendiciones materiales que todo el mundo puede tener. Como hijos de Dios en Cristo, Dios nos da muchas bendiciones materiales. Pero estas también las disfrutan otros que no son hijos especiales de Dios. Frecuentemente, hablamos de las bendiciones que nos da, y nos referimos a bendiciones materiales. Le damos gracias por esas bendiciones, y está bien, porque Dios es generoso y bueno con sus hijos. Le damos gracias por darnos un techo para guarecernos del sol y la lluvia, paredes que nos protegen del viento y el frío, ropa para cubrirnos, el alimento que nos sostiene, el trabajo con el que nos ganamos la vida, la salud que disfrutamos, la vida que nos da y del aire que respiramos. Todas son bendiciones preciosas que Dios nos da. Pero también las gozan los que no son hijos particulares de Dios, quienes a menudo las tienen en forma más abundante.
Pero hay ciertas bendiciones que son de naturaleza espiritual, que pasan frecuentemente desapercibidas para los hijos de Dios y que, sin embargo, solamente ellos pueden gozar. Nadie más puede tener la dicha de gozarlas, porque, como hemos dicho, se derivan de nuestra relación de fe con Cristo. Esta relación trae bendiciones particulares en su estela. Es paradójico que sean las menos reconocidas, y por las que menos agradecen, los hijos de Dios. No porque seamos ingratos o malagradecidos, sino porque las damos por sentadas. ¿Cuáles son? Empezaremos a reflexionar sobre ellas a partir de mañana.

Que Dios te bendiga,

Noviembre, 25 2010

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  1. aida naranjo torres

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