Espera en Dios

Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Isaías 40:29-31.

Hace una hora que camino y corro bajo los cedros de un parque natural de los Estados Unidos. En este país hay muchos, poblados de vegeta­ción y de fauna natural. Ardillas traviesas que coquetean con los extraños; venados que corren, asustados, cuando se aproxima un transeúnte. Y aves; muchas de ellas, hermosas, coloridas y esplendorosas.

Estoy cansado. Esta es la última vuelta que doy antes de bañarme y sen­tarme delante de la computadora, para escribir el devocional. El cansancio trae a mi mente el versículo de hoy: Dios promete dar esfuerzo al cansado y multiplicar las fuerzas del que está agotado.

En esta vida, muchas veces sientes que no tienes fuerzas. Ya diste, de ti, todo lo que eras capaz de ofrecer; pero sientes que estás perdiendo el control de la embarcación. El mar de las dificultades te asusta, y no sabes qué hacer. Lo peor es que de una actitud tuya depende el bienestar de otras personas. Hay hijos que te miran como a un héroe, que jamás se cansa y nunca desiste.

En la soledad de tu alma, sin embargo, tú sabes que eres apenas un ser humano. Un padre o una madre que lucha para llevar la familia adelante; no una máquina infatigable que cumple mecánicamente sus funciones.
¿Qué hacer cuando nadie comprende tu debilidad? ¿Adónde ir, cuándo sientes que las fuerzas están llegando al límite?

El versículo de hoy menciona que hasta los muchachos se fatigan y se cansan, y los jóvenes flaquean y caen, pero aquellos que esperan en el Señor tendrán “nuevas fuerzas”. Dios no te promete aumentar la fuerza, sino darte nuevas fuerzas. Como si recién entrases en la lucha. No descansado, sino nuevo.

Es que Dios no solo reconstruye lo que está destruido, sino también “te hace de nuevo”. El pasado desapareció; solo existe un presente, en el que acabas de entrar, y un futuro maravilloso para recorrer.

Por eso, hoy, no hagas caso de tus fuerzas casi agotadas. Mira a Jesús, y recuerda que “Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.

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